Empiezan a salir a la luz algunas cifras cerradas del año anterior y, simplemente, el futuro no luce nada alentador. Se estima que en el 2016 el Fisco requirió empréstitos para financiar el agujero fiscal que oscilan en alrededor de 12 mil millones de dólares, una suma a todas luces escalofriante.
El problema es que, por tratarse de un año electoral, el presupuesto del 2016 se aplicará al menos en el primer semestre del año en curso, por lo que la capacidad de maniobra en el 2017 no es suficiente para realizar correctivos desde un inicio que tracen un nuevo rumbo, como para considerar que lo peor de la crisis se ha alejado.
La herencia es nefasta, porque simplemente no es posible considerar que permanentemente se conseguirán recursos del exterior para cubrir semejante déficit. En otras palabras, como lo advirtieron técnicos y especialistas de diferente línea ideológica que los del régimen, el modelo aplicado es insostenible y se requiere de manera urgente correctivos que eviten que la situación se agrave aún más. En tiempos electorales es difícil hablar de ajustes, por lo que no se puede solicitar a quienes optan por cargos de elección popular que anden por allí hablando de lo duro y complicado que será el futuro inmediato. Pero gran parte de ellos brindarían un inconmensurable servicio a la nación si se abstuvieran de seguir realizando ofertas, que únicamente se encargarían de hacer aún más profundo el agujero.Así mismo, sería bueno dejar de escuchar sobre los problemas que supuestamente nos ha traído la dolarización, porque a diferencia de nuestros vecinos hemos perdido competitividad por carecer de moneda propia. Allí, ante esa clase de aseveraciones, habría que preguntarles si consideran que el mecanismo para conseguir mejores precios de los productos ecuatorianos es a través de disminuir la capacidad adquisitiva de los salarios, por la vía de la devaluación.
Por supuesto, salir de la dolarización otorgaría la posibilidad de cubrir los déficits por la vía de la emisión inorgánica ¿no ha sido ese el caso venezolano? ¿Acaso no han llevado a la economía a semejante dislate en el cual el billete de mayor denominación apenas equivale a menos de un centavo de dólar? Los ecuatorianos deberían recordar el pasado y considerar que el actual esquema monetario ha sido una herramienta fundamental para mantener el valor de sus patrimonios. En esta materia, no caben deslices de ninguna naturaleza.
Se vienen tiempos difíciles; es importante que desde todos los foros donde se hace opinión se mencione la necesidad de corregir este entuerto. Los políticos que resulten electos tienen que brindar su contingente para sacar adelante al país, no empezar en la tarea ingrata de colocar piedras en el camino apenas instalado un nuevo gobierno, porque correremos el riesgo de hacer inviable cualquier solución. Un nuevo rumbo ético, institucional y económico es el mayor imperativo de los actuales momentos.