El título quizás debería ser “vergonzoso”, lo que requiere vergüenza de los involucrados.
Me refiero a la incitación al delito que realiza Julian Assange, bajo la protección del asilo diplomático del Ecuador, desde la sede la Embajada en Londres, a nombre de Wikileaks, al invitar a toda persona que pueda filtrar información de la administración Obama, ofreciéndole pagar USD 20 000, por cada filtración que se le traslade. Se ve que hay mucho dinero.
Assange fue acogido por el gobierno ecuatoriano el 19 de junio del 2012, “como Pedro en su casa”, concediendo ruedas de prensa desde el balcón de la Embajada y videos conferencias.
Por el internet en la Embajada, Assange habría ingresado y trasmitido miles de filtraciones de información de la administración Obama y de la campaña de la señora Clinton desde su ingreso a la sede el 2012, hasta el 14 de octubre del 2016 –a solo 25 días de las elecciones del 8 de noviembre-, a fin de favorecer a la campaña del candidato Trump.
Quizás fue la campaña de mayor depredación contra la señora Clinton.
En esa fecha de octubre, al no permitírsele el uso del internet, Assange denunció aquello como una traba para su libertad. El gobierno ecuatoriano días atrás –enero del 2017- anunció que estaba por decidir si otra vez se le permitía a Assange el uso del internet en la Embajada. Con el internet por otras vías, que no requieren conexión en sitio, Assange no necesitaba ni necesita el internet de la Embajada. Más parecía –y parece- una intención de involucrar al Ecuador en esa “cruzada” anti Obama y anti Clinton. Está denunciado abiertamente que toda la estructura de la campaña de Assange – Wikileaks fue auspiciada y financiada por el gobierno de Putín, contra la señora Clinton y Obama.
Hay quienes acusan que se estaría en una especie de “venta de la bandera” del siglo XIX, antecedente precipitante de la Revolución Liberal de 1895, cuando el año 1894, estando en guerra Japón y China, siendo que Chile se había declarado neutral, este país vendió un barco a Japón, usando la bandera del Ecuador, hecho autorizado por el gobierno ecuatoriano de entonces.
En lo de Assange, no creo que el gobierno ecuatoriano esté recibiendo dinero alguno.
Pienso que está atrás el discurso anti yanqui que llevó en septiembre del 2016 al Presidente Correa al señalar la ventaja para América Latina que gane Trump:. “¿Cuándo llegaron los gobiernos progresistas al poder, con Obama o con Bush? Era tal el rechazo a las políticas elementales de Bush, que generó toda una reacción en América Latina. Lo mismo generaría Trump”.
Además, un canciller de origen extraño a nuestra Patria, para nada consecuente con la tradición de dignidad de altos valores de la diplomacia ecuatoriana.