El cuencano Jefferson Pérez, de 43 años, es el personaje número uno del deporte ecuatoriano y consta en la nómina de ciudadanos destacados del país. Varias veces ha recibido propuestas para que intervenga en la política y siempre se ha negado, pero ha dicho con seriedad y entusiasmo “me estoy preparando”. El jueves por la noche apareció en la pantalla de televisión y anunció con énfasis: “Desde hoy, soy político. Me he preparado con seriedad y paciencia, tal como había ofrecido”. Jefferson Pérez Quezada es, pues, ahora un político y en algún momento lo veremos en acción.
En julio de 1996, Jefferson Pérez fue el autor de una hazaña deportiva. Ganó, por vez primera y única en la historia del deporte ecuatoriano, una medalla de oro olímpica, compitiendo en los 20 kilómetros de marcha, frente a 45 rivales de otros tantos países. Fue en la ciudad estadounidense de Atlanta. Gracias a su calidad deportiva y humana, sucedió algo singular. Se escuchó en los Juegos Olímpicos el himno del Ecuador y fue izada la bandera tricolor.
El presidente del Comité Olímpico Ecuatoriano, Agustín Arroyo Yerovi, hijo del presidente Carlos Alberto Arroyo del Río (1940-1944) fue el encargado de entregarle la medalla de oro. Todo un suceso con un personaje clase A.
Por cierto, Jefferson compitió antes en los 20 kilómetros marcha y no fue el triunfador. En la olimpiada de 1992, en Barcelona, ocupó el puesto 11. Después de su aplaudida victoria de Atlanta llegó en segundo puesto en la Olimpiada de Pekín. Pero, igualmente, ningún otro deportista ecuatoriano ha logrado una medalla olímpica de plata. El que más cerca estuvo de conquistar una medalla de bronce fue Jorge
Delgado, quien -en Munich 1972- perdió por pocas centésimas el tercer puesto en natación. Jefferson tiene toda una colección de campeonatos mundiales y panamericanos en marcha. Su primer triunfo fue en 1992, en Seúl, 10 kilómetros.
Luego de 20 años de lucidas actuaciones en los más diversos escenarios, Jefferson se retiró de la etapa deportiva y se instaló en su ciudad natal, dedicándose al estudio y a diversas actividades, sin olvidar la promesa de prepararse con miras a ser político algún día. Además, ha organizado eventos atléticos con el respaldo de su nombre y no han faltado las actividades empresariales.
En estos días se ha aplaudido a una juvenil deportista ibarreña, Glenda Morejón, quien obtuvo un triunfo muy interesante en el mismo deporte que cultivó Jefferson, la marcha, pero en otra distancia -5 kilómetros- acorde con su edad. Ella viajó sola hasta Europa y de allí al Africa. Su actuación fue en Nairobi, Kenya, y dio una grata sorpresa, superando en el tramo final a una rusa y una turca. El triunfo fue festejado en Ibarra y aplaudido en el Ecuador. Ella seguirá entrenando en pos de lograr otros triunfos.
Volviendo a Jefferson, esperamos verle en algún momento en el interesante campo de la política. Adelante.