Evitar el marasmo del fraccionamiento y de la inestabilidad debería ser objetivo constante.
Mientras unos quieren que derechas, centros e izquierdas se unan, otros defienden las posturas inversas de sus partidos o presidenciables. Pero hay tantas posibilidades de alianzas que puede haber para cada gusto.
Resulta comprensible que el centro-izquierda no quiera aliarse con las derechas por sus diferencias ideológicas, es menos entendible del lado de las derechas. Pero aún así, es posible acuerdos mínimos sobre temas prioritarios para el Ecuador del futuro (qué cambiar del gobierno actual, prioridad a la crisis económica, etc.), esto ayudaría a definir los apoyos de la segunda vuelta.
En Francia, el Partido Comunista hizo acuerdos con la derecha republicana para el objetivo compartido de vencer a los nazis. Después vinieron las diferencias sobre los otros temas. Entonces, hay momentos en que ciertos problemas se vuelven prioritarios, y es posible entenderse sobre estos.
Esto no implica necesariamente que haya una alianza para fusionarse en un solo partido y que cada cual abandone su identidad ideológica. Pues, hay niveles de acuerdos y diversos tipos de alianzas. La idea de frentes partidarios con un programa común es ya un tipo de acuerdo potente, pero no implica fusión de partidos ni necesariamente llegar a una sola lista de asambleístas. El Frente de centro izquierda, considera que cada cual presentará sus candidatos provinciales. A lo mejor con el tiempo, constaten que así serán derrotados, pues ese fraccionamiento ayuda al partido mayoritario. Entonces, podrán pasar a otra alianza, por ejemplo que todos apoyan a las candidaturas con mayor opción provincial, en una sola lista.
Las derechas podrían hacer este ejercicio al nivel presidencial. Pues los limites de las derechas definió AP, ya que captó parte de su electorado. El resto del electorado ahora indeciso no es mayoritariamente de derecha.
Sabemos que las ideologías están de bajada, pero existen, no son siempre un discurso elaborado, pero hay opciones que ya hacen parte de cierta cultura política del votante, que los acerca más a una posición o a la otra.
En ciertos momentos, la indecisión del electorado puede crecer y acabe por predominar las propuestas sobre un problema en particular o la imagen de un candidato con aires de ganador, por ejemplo, pero no parece ser la situación actual. Por lo mismo, las derechas bien podrían, en poco, ver sus limites y la necesidad de integrarse con un solo candidato o listas provinciales a priorizar.
El reencuentro con el fraccionamiento político obliga a ver la importancia de las alianzas, algo que debía funcionar desde siempre. Es una cuestión de realismo y de defensa de los partidos, ante un competidor fuerte con las normas electorales en su favor.