‘Raúl Clemente Huerta, el hombre popular’, todavía revive desde la vieja memoria musical el jingle de su última campaña política de los años 70.
27 años después de su partida esta semana se develó un busto en su homenaje en la calle guayaquileña que lleva su nombre. Político al estilo de su época fue émulo para muchos que lo recordaron por caballero y hombre culto. Quizá por esa huella de su andar, hoy, desgraciadamente tan poco común, un puñado de políticos de distintas tendencias y signos ideológicos estuvieron presentes en el acto. Nacido en 1912 en Guayaquil estudió en el Colegio Vicente Rocafuerte y en la U. de Guayaquil, obtuvo el título de doctor en jurisprudencia.
Fue liberal ‘de aquellos’, de discurso firme y oratoria trepidante, su palabra llegaba fácil a las multitudes allá donde siempre había un balcón presto a recibir a los políticos en las largas campañas antes de la televisión, el teleprompter y las redes sociales.
Concejal, Gerente del Banco Central y ministro del Tesoro del Presidente Arosemena Tola, legislador y Presidente de la Cámara baja entre 1969 y 1970.
Tres veces pudo haber llegado a la Presidencia que aspiró como todo político de carrera pero la historia le dejó cerca del pedestal, sin alcanzarlo, aunque para muchos era su destino merecido.
En 1950 fue el candidato del Frente Democrático una entente que se consideraba de izquierda (progresista, le llamaríamos hoy) donde el Partido Liberal hizo alianza con el socialismo. Entonces Velasco Ibarra dijo su lapidaria frase ‘ O el frente me tritura o yo trituro al Frente’ y emprendió campaña en pro de Camilo Ponce Enríquez.
En 1966 la Asamblea Constituyente estuvo a punto de nombrarle presidente. Él, incapaz de votar por sí mismo, como en estos tiempos se haría, votó por el rival y en un episodio que todavía se debate resultó designado Otto Arosemena como Presidente.
Luego del Régimen de facto de Velasco Ibarra y de dos gobiernos militares el retorno a la democracia en 1978 puso a Raúl Clemente Huerta en otra encrucijada política.
CFP pensó en su candidatura presidencial antes de optar por la de Jaime Roldós en binomio con Osvaldo Hurtado. El Partido Liberal tuvo como candidato al juvenil y fogoso Francisco Huerta Montalvo en binomio con Blasco Peñaherrera. Una decisión del Tribunal Electoral dejó fuera a ‘Pancho’ Huerta por un contrato con Fedesarrollo que le impidió ser candidato y el ‘partido de las luces’ le encomendó a Huerta Rendón enarbolar una vez más la bandera, en fórmula con Arsenio Vivanco Neira, apoyado por Carlos Julio Arosemena(PNR) y por el viejo socialismo. Fue una campaña llena de sorpresas. Huerta no pasó a la segunda vuelta como se esperaba, Roldós ganó la vuelta y la contienda; y el ‘ viejo gallo de pelea’ fue a la Cámara de Representantes alternando con Blasco Peñaherrera y compartiendo bancada con Camilo Gallegos, Medardo Mora y Eudoro Loor. Allí se escucharon sus últimos kikirikís. Murió en 1991.