Los milagros de Isabel Robalino

El primer milagro de Isabel Robalino Bolle no son sus 100 años que los cumplió lúcida y alegre, ni siquiera que escuchó muchos discursos y dio el suyo en el homenaje nacional que se le rindió en el Teatro Universitario, ni que sopló las 100 velas en el almuerzo en la U. Andina. No, el primer milagro es que para ella esta celebración es buena no porque le halaguen sino por ser ocasión, lo dijo, de reflexionar en los valores que deben impulsar a los ecuatorianos: justicia, honestidad, unión, democracia.

El segundo milagro es que, cuando tendría pleno derecho a descansar, siga siendo miembro activo de la Comisión Nacional Anticorrupción, con plata y persona. Sin la CNA y sin algunos periodistas, que han arrostrado juicios y calumnias, no se habría levantado el velo de la mayor corrupción de la historia del Ecuador.

Estuvo muy acertado Julio César Trujillo al destacar que ella escogió conscientemente su destino, pues nació si no en cuna de seda sí en familia muy acomodada por lo que podía haber tenido una vida tranquila y muelle. Pero no, escogió luchar y meterse en problemas. Por eso, cuando solo era una universitaria de 20 años fue, en 1938, una de las creadoras, con Pedro Velasco Ibarra, mi padre Luis Alfonso Ortiz Bilbao y otros, de la primera central obrera ecuatoriana, la Cedoc, a la que apoyó desde entonces. Pero no de palabra: solo cuenten los 3 000 o más sindicatos y comités de empresa que ayudó a establecer en su vida; las huelgas que apoyó; los centenares de marchas y asambleas en que participó. Y, en otro campo (nunca mejor dicho), los miles de hectáreas que recibieron los campesinos por su trabajo en organismos que ella fundó (CESA, Inedes) para hacer la reforma agraria en los predios de la Iglesia y de propietarios privados y públicos.

Otro milagro de “Elita”, como la llamaban sus padres y sus amigos cercanos, es que hoy junte en torno suyo a gente de todas las ideas políticas, e igual a sindicalistas que a eclesiásticos, políticos e intelectuales; que el Mejía la reivindique como su egresada; la Universidad Central como su hija; la Universidad Católica como creadora de su Escuela de Trabajo Social; el FUT como su santo y seña y la Iglesia como su hija predilecta.

Pionera de la participación de la mujer (primera mujer abogada y doctora en derecho; primera concejal de Quito; primera senadora de la República), ha sido maestra universitaria, escritora, historiadora, política y luchadora sin tregua por los obreros y los campesinos. Siendo Isabel Robalino leyenda viva y prez del Ecuador, y dada la excepcional forma en que ha llegado a cumplir un siglo, ¿no podrán la municipalidad y el Gobierno romper la regla de no usar el nombre de personas vivas y honrarse ellos mismos llamando Isabel Robalino a una avenida de Quito y a uno o varios colegios del país?

Suplementos digitales