Igual que Ulises en el estrecho de Mesina, Ecuador debe lidiar con dos enemigos mortales que acechan, al mismo tiempo, desde orillas opuestas. Por un lado, Ulises tuvo que enfrentar a Escila, un monstruo de siete cabezas, cada una de ellas con tres hileras de dientes. Alguna vez Escila fue humano pero se convirtió en un monstruo por culpa de sus apetitos y por dar la espalda a su padre.
En el lado opuesto del estrecho estaba Caribdis un remolino que, tres veces por día, absorbía a los navíos que se atrevían a cruzar por allí, para luego escupir sus restos a la superficie.
El gasto excesivo y el sobreendeudamiento son el Caribdis ecuatoriano. Si no cambiamos la disposición derrochadora de la década pasada, la economía corre el riesgo de ser engullida por un remolino de iliquidez que podría aparecer sorpresivamente.
Acechando en la orilla opuesta está el correísmo –el Escila ecuatoriano– empeñado en ocultar la ineficiencia y la corrupción de su Gobierno.
Por la importancia de lo que está en juego, este monstruo de siete cabezas dará una lucha sin cuartel para que pierda la consulta popular convocada por Lenín Moreno. Se trata de un oponente nada desdeñable porque tiene buenos operadores políticos y vastos recursos.
Parece que el Gobierno actual ha decidido vérselas primero con Escila y luego con Caribdis y seguramente está en lo correcto. Por eso es importante que todos los sectores de la sociedad civil y toda la clase política verdaderamente demócrata forme un solo bloque para apoyar el Sí en la consulta.
Ni la sociedad civil ni los políticos han dado grandes muestras de liderazgo generoso durante todos estos años, así que el prospecto de formar un frente único a favor del Sí es poco halagador. No obstante, es absolutamente indispensable hacer un esfuerzo en ese sentido.
Los ex candidatos presidenciales y otros políticos lúcidos –estoy pensando en César Montúfar, por ejemplo– deberían ponerse al frente de esta iniciativa, de la mano de empresarios, trabajadores, estudiantes, campesinos y de ciudadanos de todo el país, en general.
Aunque perdió a seis de sus hombres, Ulises sí pudo cruzar el estrecho de Mesina gracias a su astucia. Por el bien del país, a los líderes ecuatorianos les corresponde actuar con la misma astucia, renunciando a sus diferencias para formar una alianza que podría ser el inicio del gran consenso de largo plazo que Ecuador necesita desde hace tiempo.
Primero Escila y luego Caribdis sería la consigna a seguir. Pero para que se haga realidad, la sociedad ecuatoriana deberá lograr algo que jamás ha podido: ponerse de acuerdo y actuar decididamente en pos de un objetivo que traerá beneficios permanentes para todos.