El 20 de abril se conmemoró el fin de una presidencia y el inicio de otra: dejó el poder el presidente Gutiérrez y advino el vicepresidente Dr. Alfredo Palacio.
Lo que aconteció aquel día cuando la ciudadanía quiteña concurrió en protesta ‘forajida’, de modo más que multitudinario y el arribo al poder del Dr. Palacio, consta relatado por él en el libro ‘Ecuador-Soberanía y Democracia’.
Estuvo en Guayaquil y debía atender, en Quito, una entrevista con periodistas internacionales en el local de Ciespal. Tenía contratado el retorno para el mediodía, a fin de asistir a un sepelio. Fue advertido de lo que acontecía en Quito y, llamado con urgencia, para asumir la Presidencia de la República ante el Pleno del Congreso. Durante el vuelo, dice, … “ordené -telefónicamente- al Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y al Comandante General de la Policía que se presentaran en Ciespal”. Pero el Alto Mando no acudió. El Jefe máximo de la Policía salió a una gestión y no regresó. Poco a poco acudían personas y se situaron en la calle donde está el edificio.
El Dr. Palacio relata: “Cansado de esperar el informe policial y la aparición del Alto Mando Militar, me acerqué nuevamente al ventanal”: la manifestación había crecido.
Quisieron hacer contacto telefónico, pero ya no había radio; el edificio estaba sin electricidad; los teléfonos celulares murieron simultáneamente.
Ingresó al edificio una cantidad de personas. Para resistir colocaron archivadores y muebles y reforzaron las puertas.
“Entonces, percibimos el inconfundible olor a gasolina”. La situación era tal que prefirieron bajar. “Algunos diputados y otras personas fueron maltratados. Yo sentí una especie de punzada en mi costado derecho”.
El edificio de Ciespal tiene una azotea desde la cual el Dr. Palacio se dirigió a la concurrencia. “Enfrenté la violencia cara a cara, con decisión y ninguna muestra de temor. No recibí agresiones”.Trató de calmar la ira de los manifestantes. Los teléfonos celulares seguían muertos. Una lluvia copiosa los mantenía con la ropa empapada.
Al fin llegó una brigada militar bajo el mando del Gral. Hugo Guerrón.
Relata el Presidente: “Tenía dos planes alternativos”. El primero consistía en vestirme con ropa de camuflaje y salir confundido con la brigada. El segundo se reducía a introducirme en el baúl de un vehículo y salir escondido”. … “Un Presidente de la República debe guardar la dignidad de su cargo. El Presidente salía con la dignidad ilesa, vivo o muerto. Salía como Presidente o no salía”. No aceptó la propuesta de fuga.
Finaliza: “Casi inmediatamente el griterío externo se tornó favorable con un cambio notable en la consigna de los gritos: “Palacio, amigo, el pueblo está contigo”.-
¡Sucesos de nuestra Historia y del ejercicio de la política en nuestro querido país soberano, Ecuador!
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