Una de las fábulas para describir un escenario de tensión política, por la vía de la ironía, es contar el armisticio entre dos animales en competencia. El León, a pesar de su ostensible poderío, es afectado por el peligro de las trampas y suele refugiarse en una cueva a la espera de visitantes para el almuerzo. Por el contrario, el zorro fundamenta la supervivencia en su astucia, que en lenguaje común equivale a sospechar con fundamento y tomar precauciones. Mientras el león con sus rugidos sabatinos invita a otros animales a su refugio, el zorro advierte que existen huellas de los que entran, pero no de los que salen.
La fábula es útil como instrumento para un análisis de la situación del Ecuador cuando cambia de gobierno y algunas otras cosas. Al momento no hay signos en el horizonte de que el león haya dejado de ser el Rey de la selva en el Ecuador y todo hace pensar que sus bramidos se escucharán desde lejos. El zorro no cuenta con tanta fuerza, pero es el símbolo más eficiente del ejercicio del poder: se priva de entrar a la cueva y no es devorado. En los últimos comicios el león y sus huestes fueron solos y vencieron; los otros debieron unirse, pero prefirieron la vanidad y la alcurnia de la soledad. Fueron derrotados, aunque el zorro siempre mantuvo distancia y poco se le puede atribuir en la derrota. Ahora y con otro -de especie desconocida- en la administración del reino presidencial, están obligados a convivir .Uno mantiene un poder casi imperial, monitoreando, controlando. Otro, si alguna herida quedó de la batalla, fue cicatrizada con el bálsamo del oportunismo y hoy marca territorio en su región natural, el Guayas y parte de la Costa. Es muy difícil que el león y sus partidarios se atrevan a penetrar o compartir el territorio del zorro, pues saben de sus atributos: sagacidad y perspicacia; además, ya pasaron diez años de euforia y el estentóreo bramido de la fiera rey comparte el eco con el mugir lastimero de las vacas flacas.
En estas condiciones es probable que exista una línea destinada a establecer un sui géneris bipartidismo que pase por eliminar, reducir o fragmentar al grupo Creo- SUMA. La fácil elección del vocal del PSC, y las dificultades para que ingrese el de la segunda fuerza da lugar a las sospechas de que está en curso un esquema dual de zonas de poder o influencia. Unos con la conducción del presidente saliente trabajaron y aprovecharon hasta el último recurso público para la campaña; otros, los del zorro, lo hicieron con cuidado y sin arriesgar por eso en el balance, no son parte del barco electoral que quedó a la deriva. La hipótesis incluiría un partido nacional dirigido desde el exterior y uno regional con un liderazgo a prueba de triunfos y derrotas. El resumen de los últimos hechos – al final del régimen de los casi 300 años- revela una posible entente entre dos seres que gustan de la buena mesa política.