El caso Odebrecht atacó a fondo y causó consecuencias imprevisibles. A diferencia de otros países donde se generó graves conmociones, a nivel estatal o gubernamental, en el Ecuador la situación ha sido más crítica. Hasta el momento afectó a un Contralor General y probablemente al segundo mandatario recién electo. Una primera explicación de lo sucedido es la falta de auditoría política y moral del conductor de la última década que, en su egocentrismo lunático, pensó dejar todo servido y arreglado. No previno las magnitudes de las delaciones brasileñas y hoy, desde lejos, debe administrar la mayor crisis de su partido, cuidándose de los coletazos de ballena.
Contó con la complicidad de los órganos de control; con los torpes actores de la oposición política y el débil interés de la sociedad civil por los asuntos públicos, más allá de un día o dos de sorpresas y alarma.
Nunca pensaron que todo cambio de gobierno tiene matices o fisuras y que en el problema brasileño estaban involucrados directamente países de primer nivel continental en los que los sistemas de delación producen efectos para este y el otro mundo.
El endemoniado virus brasileño, nacido de las zonas inexpugnables de la amazonia, ha sido letal para el al segundo mandatario del Ecuador. Aunque el resultado de un posible reemplazo –renuncia o sustitución constitucional- el Presidente, de ser el caso, al elaborar la terna de reemplazo debe considerar tres elementos: a.-Debe ser presidida por un ciudadano de alta respetabilidad nacional, como en su tiempo lo fueron León Roldós Aguilera, Pedro Pinto Rubianes o Eduardo Peña Triviño; b.- Que el miembro de la terna aporte con un importante bloque de legisladores, que se identifique con el Presidente y no con las nostalgias de El Viejo Almacén. Y, c.- Que exista un acuerdo explícito de sustituir a todos los miembros del Consejo de Participación Ciudadana, por su absoluta contradicción con un sistema democrático.
Lo que ha producido en la atmósfera el cometa Odebrecht, insinúa un cambio histórico que puede ser comparable con las experiencias del pasado.
Durante siglo XX, tras “la gloriosa” del 28 de mayo, no solo existió un líder como el Dr. Velasco. También nacían o estaban en formación partidos o movimientos que fueron protagonistas en esos años: ARNE, Social Cristianismo, CFP etc.
A raíz de la dictadura militar que concluyó con el Plan de Retorno fueron otros los protagonistas: Izquierda Democrática, Democracia Cristiana, PRE, FADI y otros.
Hoy los tiempos son muy diferentes. No hay partidos, movimientos ni líderes. Lo diez años pasados y la ayuda brasileña nos ubicaron en tiempos muy similares al inicio de la República: todo por delante. Hay que intentar hacer un “Jogo bonito” sin coimas, con noveles jugadores. O consejeros de viejo cuño que, si actúan de buena fe, pueden ayudar para que la mayoría entre en los botes de un naufragio anunciado.