La vecina Colombia, un país de vorágine, se está jugando una carta brava en Cuba. Nada menos que la vigencia de la paz. El presidente Santos no quiso continuar con el ataque a la guerrilla -en auge con su antecesor Uribe- y prefirió protagonizar el cuarto intento en pos de un acuerdo, siempre difícil y talvez imposible, con las debilitadas pero aun temibles FARC. Hay expectativa mundial por el nuevo experimento pacificador, que, por otra parte, interesa muy especialmente al Ecuador por obvias razones, relacionadas con la proximidad. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, nacidas en 1964, no están lejos y nuestro Gobierno tiene que analizar prolijamente el proceso y el desenlace, listo para tomar medidas.
Colombia, el país que tuvo como su primer presidente a don Simón Bolívar, registra su historia entre batallas, inquietudes y sustos. Luego del gobierno bolivariano se enconó el conflicto entre conservadores y liberales y en 1866 los azules tomaron el poder hasta 1930, pese que el clímax de la discordia fue nada menos que la “guerra de los mil días” (1899-1902), con cientos de miles de víctimas y con mutuas acusaciones de los dos partidos sobre intolerancia, abusos y odios.
El absurdo asesinato del líder liberal Jorge Eliecer Gaitán, en 1948, fue otro detonante, a tal punto que la próxima etapa se denominó “de la violencia” y solo bajó de ritmo con el acuerdo conservador-liberal para formar un “Frente Nacional” y alternarse en el poder. Mientras tanto en la década 60-70 surgieron las guerrillas de tono marxista, dispuestas al uso de las armas y el terror para tumbar al bipartidismo. En los ochenta tomó cuerpo el narcotráfico, con personajes insólitos -y multimillonarios-, guerreando contra la extradición.
El ex presidente Álvaro Uribe -quien acusó a las FARC del asesinato de su padre y se enredó con malas amistades- está en desacuerdo total con el actual intento de paz y cree solo en la efectividad de la fuerza. Él y otros calculan que la guerrilla -financiada por secuestros y drogas- va a pedir demasiados dólares para cambiar de actividad y olvidarse de esos ingresos. Además que, como en otras ocasiones, está tratando de ganar tiempo y refrescarse. El presidente Juan Manuel Santos, por su parte, razona que muchos factores se unen para configurar hoy “la gran oportunidad” de llegar a un acuerdo y mostrar al mundo una Colombia en paz y como un país que – pese a sus problemas históricos- tiene las condiciones para impulsar su progreso. Para ello cuenta con más de un millón de kilómetros cuadrados de territorio, más de 45 millones de habitantes, más de 3 mil kilómetros de costa y un PIB per cápita de más de 10 mil dólares. Más aún, con sus paisas y otros ciudadanos, vivaces y trabajadores, dispuestos a ser los vicecampeones en la economía de América del Sur, después de Brasil, olvidándose de sus guerras y de los patrones del mal.