Tras las elecciones presidenciales que tuvieron lugar el pasado 27 de mayo, Colombia se prepara para el balotaje más polarizado de su historia.
Este escenario inédito enfrentará a Iván Duque, del Partido Centro Democrático, representante de la derecha y protegido del ex presidente Álvaro Uribe, y el izquierdista Gustavo Petro, de la coalición Colombia Humana, ex guerrillero y ex alcalde de Bogotá hasta el 2015.
De alguno de estos dos nombres saldrá el sucesor de Juan Manuel Santos, actual Presidente colombiano y ganador de un Premio Nobel de la Paz en el 2016.
Duque, que en la primera vuelta alcanzó el 39 por ciento de los votos, aparece como el amplio favorito en todas las encuestas y el principal beneficiado por una polarización que fue en gran medida el resultado de la estrategia de campaña de este joven abogado bogotano de apenas 41 años que se encamina a llegar, el próximo 17 de junio, a la Casa de Nariño.
Estrategia que, por cierto, casi se ve frustrada por la gran elección realizada por Sergio Fajardo, exalcalde de Medellín y artífice de las profundas transformaciones sociales que transformaron radicalmente la segunda ciudad más poblada del país. Petro, que cosechó el 25 por ciento de los votos, superó por apenas 260 000 a Fajardo, quien hubiese podido seducir al mismo tiempo a votantes de izquierda y de centro, rompiendo con la actual polarización.
La conocida relación de Petro con el chavismo, más todavía en un escenario en el que lo que ocurre en la frontera con Venezuela es un tema ineludible de la agenda del país, ha impulsado una exitosa campaña de miedo que parece condenar al candidato de izquierda y posibilitar que Duque pueda perforar el 40% que ha oficiado históricamente como una suerte de “techo de cristal” para el “uribismo”.
Lo interesante de la contienda es que tras el trabajoso proceso de paz culminado en 2016, sus dos principales protagonistas están al margen de las definiciones. El Presidente Santos, sin reelección, no apoyó explícitamente a ningún candidato, aunque sin dudas se sentía más cómodo con De la Calle (Partido Liberal) o Vargas Llera (Cambio Radical). Y las FARC, convertidas ahora en partido político, no participaron finalmente de las presidenciales.
Algo que resalta aún más si se tiene en cuenta que detrás de Duque se encuentra el ex Presidente Álvaro Uribe, crítico acérrimo de un acuerdo de paz que el propio candidato del Centro Democrático ha prometido revisar en sus lineamientos fundamentales.
Así las cosas, el joven y pragmático Iván Duque es el rostro de una nueva derecha que se acerca al poder, y que ya gobierna en otros países de la región.
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