¿Chavismo sin Chávez?

El mexicano Enrique Krauze en su libro ‘El poder y el delirio’ (2008), afirma que para salir de Chávez en Venezuela habría de suceder 3 episodios: 1) Que el pueblo venezolano desdiose a Simón Bolívar, lo cual es improbable; 2) que surja un líder más carismático que Chávez, difícil, y 3) que baje sostenida y drásticamente el precio del petróleo, que no se vislumbra. Pero la situación actual introduce dos elementos que los opinadores imparciales no podemos soslayar: los resultados de las elecciones seccionales donde el chavismo, sin la presencia física de Chávez, ganó en las 23 de las 26 gobernaciones y el factor sentimental por la enfermedad de él.

¿Por qué ganó el chavismo?, porque supo satisfacer lo que quería la mayoría del pueblo venezolano, que sigue siendo pobre pero con elevada autoestima promovida en la última década de la mano de Chávez, mediante su atención prioritaria a la salud, educación y a los crecientes ingresos disponibles de la gente que antes vivía peor. Además, la habilidad oratoria de Chávez conquistó y cautivó, para posicionarse como un caudillo creíble al que vale la pena seguir. Ahora hay que ver si todo esto consolida el chavismo sin Chávez.

Si bien estos resultados son visibles, el populismo desordenado intoxicó a las variables macroeconómicas y caotizó la política cambiaria en Venezuela, a lo que se añade la poca eficiencia en la operatividad de los programas sociales que consumó un derroche cuantioso de recursos, que, cuando hay mucho dinero no se nota.

La sociedad venezolana siempre ha sido así, derrochadora, con resultados negativos en la relación costo-beneficio, debido a que la riqueza petrolera es tan grande y sostenible que siempre hay dinero para gastar, trabajando poco. Con Chávez o sin él seguirá así porque es una característica inherente a este país con tanta riqueza. Pero precisamente por eso Venezuela necesita un Gobierno que conduzca la economía con énfasis en lo social pero sin desperdicio, con orden y concierto para trabajar por la prosperidad de todos. ¿Podrá el chavismo sin Chávez, con Maduro y/o Cabello, imprimir una senda en este sentido? Es la cuestión más importante ahora.

En este año se comprobará si el chavismo se ha consolidado y si puede devenir en una tendencia política perdurable como el peronismo en Argentina. Mientras los chavistas querrán gobernar los cinco años próximos y harán lo necesario para ello aún al filo de la Constitución, la oposición tiene que demostrar que no hay chavismo sin Chávez y vencer al sentimentalismo que ahora es más fuerte. La pugna será intensa porque hay intereses externos muy grandes - políticos y económicos- para revertir la situación política venezolana y, como siempre en nuestros países, los militares tendrán cada vez un papel que jugar y de eso se conoce poco todavía.

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