La información conmociona y no es para menos. Expedientes judiciales abiertos por la violencia desatada en la frontera norte revelan una perla: policías de San Lorenzo chateaban con alias ‘Guacho’ mucho antes de que su nombre se conociera por los ataques terroristas y crímenes perpetrados contra ecuatorianos.
El sábado, un alto oficial dijo que el interlocutor era un solo oficial que tenía rango de Mayor. Pero EL COMERCIO cruzó información en el sistema judicial y resultó que no era solo este uniformado, sino dos más.
Eran coroneles con poder de mando y que tomaban decisiones. Sí. Con ellos intercambiaba mensajes un narcotraficante señalado por matar a cuatro militares, por secuestrar y plagiar a un equipo periodístico y por secuestrar a otros dos civiles, que siguen en poder de estos grupos terroristas.
Casi nada ha dicho el Gobierno sobre este polémico y sensible caso. La única respuesta que se ha escuchado es que son comentarios que aparecen en las redes sociales.
No es así. Los chats son parte de un proceso judicial que los investigadores abrieron por el delito de terrorismo y en el que el pasado lunes fue vinculado alias ‘Guacho’.
Así de complicada es la situación. Por eso es urgente que se transparente todo, que se indague a profundidad y que bajo el debido proceso se sancione a quien corresponda.
La Constitución (art. 158) asigna a la Policía la tarea de proteger a los ciudadanos. Pero en este caso, uno de los coroneles ni siquiera comunicó a sus superiores lo que sucedía.
Otro, en cambio, esperó a que la violencia se descontrolara para contactar a sus pares de Inteligencia e informar. !Increíble¡
Para entonces los disidentes ya habían amenazado con ataques o con asesinar a civiles que llegaran a la frontera con Colombia, como efectivamente ocurrió con el periodista Javier Ortega, con el fotógrafo Paúl Rivas y con el conductor Efraín Segarra.
El Mayor investigado ahora trabaja en Inteligencia. Pero ¿dónde están los coroneles? ¿Qué hacen? La autoridad debe explicar.