Como al decir del famoso Diccionario de Julio Casares, el chasco es una broma o un engaño y supone siempre la sorpresa, debe reconocerse cómo un chasco vinculado con el interminable asunto del Yasuní, se superó verdaderamente a sí mismo, cuando la semana anterior una dirigente del grupo de nativos a quien se había traído con el propósito de que apoyara la tesis gubernamental reveló que ella se adhería más bien al criterio contrario.
No fue por cierto, ésta la única contradicción que surgió en la borrascosa materia de la explotación del petróleo crudo; alcanzaron también mucho revuelo las sendas actitudes de la propia Presidenta de la Asamblea y de la legisladora Lourdes Tibán, quienes revelaron un agudo manejo y familiaridad con las llamadas ‘malas palabras’, en el curso de las mismas audiencias. Pero si un momento siquiera se intentara proceder con mesura y ciertas dosis de ponderación, habría que aludir a una entrevista del lunes anterior. En esa fecha por coincidencia la edición de EL COMERCIO incluyó algunos diálogos de importancia de variada índole y acaso por tal motivo uno de ellos no logró la resonancia colectiva que era de esperarse. Se trató de la entrevista de redactores de ‘Sociedad’ con el ingeniero geólogo Roberto Barragán, al que se le identificó como geólogo y explorador internacional.
Tras un título que podía sugerir muchas cosas -“El Yasuní es un proyecto con números inseguros”- Barragán dijo: “Estoy sorprendido. Trabajé en Oxy. Tuve un espacio en mi carrera y volví al Ecuador después de 11 años; estuve con Repsol 6 meses y luego con Oxy por tres años hasta que perdimos el contrato con el Estado. Entonces tuve la oportunidad de ver el ITT porque Oxy evaluó ese campo algunas veces. Me sorprendió lo que hace el Presidente, porque siento que el tema se lo toman a la ligera”.
Ante la repregunta el ingeniero Barragán sostuvo: “La Asamblea no puede tomar una decisión basada en un informe técnico que presentó Petroamazonas en 23 hojas. Es un tema tan importante y ese informe no tiene nada de fondo. Es superficial. Están hablando de reservas probables de petróleo no probadas”.
Reiteró Barragán: “Las reservas no están certificadas. Beicip-Franlab es un Instituto que hace estudios pero no es la última palabra. Es un estudio que está bien hecho no son reservas certificadas. Las reservas probadas de acuerdo al Beicip son de más o menos 400 millones de barriles, no los 900 millones de los que se habla”.
Entre otras explicaciones, el ingeniero Barragán hizo notar que cuando la reserva está bien probada, se hacen los cálculos con valores económicos y se ve si es o no rentable la explotación. En el Ecuador se están haciendo al revés las cosas… El petróleo crudo que está ahí en el ITT es uno pesado. Tiene azufre entre 3 y 4%, lo que es algo difícil de manejar, porque si se pone una tubería la va a corroer… Además cuando se perfora un pozo se produce agua de formación que tiene bastante salinidad y lleva residuos de petróleo”.