Hoy se cumplen 42 años del fallecimiento de Carlos Mantilla Jácome, uno de los fundadores de lo que actualmente conocemos como GRUPO EL COMERCIO. Y la huella de su emprendimiento, que arrancó el 1 de enero de 1906, perdura en la segunda década del siglo XXI.
La comunicación hace más de un siglo en Ecuador apenas empezaba a tener los adelantos tecnológicos como herramienta; en 1900 se había instalado la primera central telefónica en Quito. y no fue hasta 1920 cuando la capital estuvo conectada con Guayaquil a través del telégrafo. Y la necesidad de mostrar los hechos y opiniones dentro de una sociedad que avanzaba en la dinámica del auge comercial encontró respuesta en un proyecto periodístico que ha creído en los mismos valores durante 106 años.
Para nuestro fundador y sus compañeros de aventura (su hermano César, Celiano Monge y Alejandro Mata) la fórmula para un desarrollo constante y dejar huella en el panorama nacional y de la región de los medios era simple: mantener la ética, la independencia y la ética en el ejercicio del periodismo. Esta hoja de ruta no ha sido fácil de seguir en un país cuya democracia ha vivido épocas de gran convulsión política, pero ni siquiera dos cierres del periódico ni la tragedia que supuso un incendio en las instalaciones alteraron la mística de este grupo de pioneros.
Más allá de la anécdota de las circunstancias en las que se produjeron estas dificultades, lo más inspirador para quienes desde cualquier puesto dentro de esta organización -directivos, planta ejecutiva, periodistas y personal administrativo- es el espíritu de servicio a la nación y a la sociedad entera a través de la palabra escrita. En la actualidad, el acceso masivo a dispositivos tecnológicos que facilitan el acceso a información de todo tipo nos hace buscar nuevas formas de llegar con un contenido de calidad a las audiencias, pero esta disposición hacía brindar al público elementos de juicio para tomar sus decisiones se mantiene incólume.
El legado de una gestión empresarial honesta se mantiene dentro de la familia Mantilla, cuya cuarta generación trabaja por compaginar una trayectoria de más de un siglo con el panorama actual de la industria. Y los colaboradores, que desarrollan sus carreras en esta escuela del oficio periodístico, se esfuerzan para que en cada información en cualquiera de nuestras plataformas (periódicos y revistas, radios e Internet) sea coherente con los valores universales necesarios para la libertad de expresión.
Es imposible no recordar, en medio de los desafíos y presiones actuales para sacar cada día un diario a la calle, a un empresario oriundo de Píllaro que demostró que un emprendimiento serio, con honestidad, es posible.