Sí, diecisiete meses después del inicio de operaciones del nuevo aeropuerto internacional Mariscal Sucre de la capital se puso en servicio e inauguró, esta semana, la primera de las arterias viales de acceso directo a la meseta de Tababela que, como es lógico, debieron construirse antes o simultáneamente con esa emblemática obra.
La autopista Collas-Alpachaca-Tababela, que beneficia especialmente a los usuarios del norte de Quito y de las provincias de Carchi, Imbabura y Esmeraldas, tiene 11,7 kilómetros de longitud desde el partidero de la Panamericana, cerca a la población de Guayllabamba.
El contrato inicial contemplaba la entrega a fines del 2013, pero las características del terreno y la insuficiencia de los estudios técnicos obligaron a cambios del trazado y a trabajos complementarios, como la estabilización de taludes y la reubicación del puente sobre el río Guayllabamba, que se redujo de 342 a 130 metros luz, todo esto con el consiguiente reajuste de plazo y costo, que subió de 120 a 198 millones de dólares y asumió el Gobierno Nacional.
Esta obra, a cargo de la Empresa Panavial, y decidida por el anterior Cabildo Metropolitano, ha sido objeto de cuestionamientos por los cambios del diseño, precios unitarios y porque, según criterio técnico de profesionales del propio Municipio y del Colegio de Ingenieros Civiles de Pichincha, La ruta más conveniente es la Gualo-Tababela.
La vía menos prioritaria era la Collas-Tababela, para la que ya estaban listos los estudios, expropiaciones, licitación y financiamiento, según se informó.
De todas maneras es un buen aporte para la solución del problema vial en mención.
Respecto a las otras carreteras, se dio a conocer que a fines de este año culminará la Ruta Viva, de 13,6 kilómetros, cuya primera fase ya está abierta al tránsito y en la que está muy cerca de culminar la construcción de dos puentes de grandes dimensiones, que constituyen la parte medular del proyecto; y, que prosiguen, con sujeción al cronograma establecido, los trabajos de la E35.
Así mismo hay que anotar que, si bien facilitan el tráfico en sectores estratégicos los pasos deprimidos realizados en la avenida Interoceánica, que conecta a Cumbayá, Tumbaco, Puembo, etc., subsisten los embotellamientos en otros tramos, lo que se solucionaría, en buena parte, con la autopista Gualo-Tababela, según opinan los panegiristas de esta controvertida vía.
Se trata de obras urgentes, pues, subsisten las dificultades para el acceso al Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre y aumenta su actividad, como demuestran las estadísticas de la Dirección de Aviación Civil, de que en los primeros 17 meses de labores se han registrado cien mil operaciones y el arribo de
7 580 pasajeros diarios como promedio, por lo que se ejecuta ya la ampliación y mejoramiento de varias instalaciones de la terminal, que ya resultan pequeñas.
Carlos Jaramillo A. / cjaramillo@elcomercio.org