Al inicio del mandato del presidente Correa, el Bono de Desarrollo Humano no se entregaba al número de personas que hoy lo recibe. No es que ahora se ha incluido a otros grupos que anteriores gobernantes no los tenían en cuenta. No. Gracias a las políticas del socialismo del siglo XXI, más ciudadanos se juntan a los desocupados y pobres.
Se dice que hay trabajo; que los índices de indigencia han disminuido; que las unidades habitacionales se han construido como en ningún otro gobierno, etc. Pero lo que se ve son más beneficiarios de un bono cuyo valor se incrementa con recursos generados por el sector productivo, mientras el Estado malgasta millones de dólares en campañas para promocionar la figura del gobernante y tapar sus errores monumentales.
Están convirtiendo a Ecuador en una nación de mendigos, en donde el Estado subsidia a gente, en vez de impulsar, con políticas claras y acordes a nuestra época, fuentes de empleo.
Debería atraer la inversión, nacional y extranjera, en lugar de espantarla. Sí, un país de mendigos a los que no se los encuentra en las calles, sino haciendo cola en instituciones financieras públicas, para recibir los bonos que les dona el Fisco. Pero además de estas dádivas, el gobernante se las ha ingeniado para regalar dinero del Estado a ciertos privilegiados.
Uno de los primeros nuevos beneficiarios de los bonos de Correa fueron los trabajadores que el mismo gobernante dejó en la calle al impedir que los casinos se mantengan abiertos.
En la ley que él expidió (la de Defensa de los Derechos Laborales), dispuso que el Ministerio de Relaciones Laborales indemnice a los trabajadores de los casinos que se quedaron sin trabajo. Correa prohíbe, como cualquier ayatolá iraní, lugares de juegos de azar a los que concurrían mayores de edad, y el Estado asume el costo por la irracional decisión del Presidente.
En el proyecto de ley de eliminación de los burós de crédito, que se encuentra en la Presidencia remitido por la Asamblea Nacional para su expedición, Correa decide que el Banco Central condone todas las deudas que ciertos ecuatorianos contrataron con la banca cerrada. Es decir, favorece a los malos pagadores, en perjuicio de quienes cumplen sus compromisos económicos.
El Mandatario auspicia la vagancia, no impulsa el trabajo honrado. Propende a un país de mendigos, no de gente que colabore en el engrandecimiento de la nación. Prefiere gente agradecida del dinero gratis, que incentivar al pueblo a trabajar en el proyecto llamado Ecuador.
¿Qué nuevas leyes impulsará Correa para ganar adeptos?
Seguro serán de aquellas en que la gente extiende su mano por un bono, antes que sudar su frente por un pan honradamente ganado.