Caos en Washington

La manida expresión de que cuando Estados Unidos estornuda el mundo entero corre el riesgo de tener pulmonía, es perfectamente aplicable a lo que acontece en Washington desde que asumió el poder el presidente Trump. El problema es que la pulmonía parece estar en la Casa Blanca y no sabemos lo que puede acontecer en el mundo…

Un sinnúmero de hechos, declaraciones y situaciones han convulsionado la política de ese país durante la gestión Trump hasta hacerla en tan poco tiempo irreconocible y sin ningún rumbo. Difícilmente se habrán podido imaginar presidentes de Estados Unidos como Roosevelt, Kennedy, Johnson, Carter, Clinton y el mismísimo Reagan el caos que reina en esta aún corta administración.

En menos de dos meses el presidente ha sido capaz de generar graves conflictos internacionales, hacerse de enemigos en su propio gobierno –la CIA, el FBI, la Fiscalía General del Estado-, perder el respaldo de parte de su propio partido republicano y unificar a sus adversarios demócratas. No contento con estos desatinos se ha lanzado ferozmente contra la prensa acusándola de mentirosa y enemiga del pueblo.

Pero hay dos últimos episodios, ambos vinculados con la seguridad nacional, que han demostrado la vulnerabilidad del flamante gobierno y que no parecen haber terminado aún. El designado Consejero de Seguridad Nacional, Michael Flynn, se vio obligado a renunciar a su cargo veinte y cuatro días después de haberlo asumido. Esto como resultado de unas indebidas conversaciones con el embajador ruso en Washington sobre asuntos sensibles.

El otro caso, también vinculado a las relaciones con Rusia del gobierno Trump, es el del senador Jeff Sessions, nombrado para ejercer las funciones clave de Fiscal General del Estado quien, del mismo modo, había tenido reuniones con el mismo embajador ruso durante la campaña electoral. Las conversaciones habrían tenido lugar días después de que Obama se aprestara a sancionar a Moscú por su injerencia en la campaña para deteriorar la imagen de la señora Clinton. La situación de Sessions se agravó aún más cuando mintió en el Senado sobre estos diálogos en el proceso de confirmación para ejercer el cargo. Ahora ha sido apartado de esas investigaciones que corresponden a su departamento por lo que termina siendo un fiscal general con atribuciones recortadas, algo insólito en el sistema institucional estadounidense.

No hay duda de que en Washington reina el caos y el desconcierto y el mundo mira con estupor lo que acontece en la primera potencia hegemónica mundial.

Por si esto fuera poco, resulta preocupante que la primera potencia mundial esté dirigida por una persona que la Asociación Psiquiátrica Americana ha puesto en duda su salud mental para dirigir el país.

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