No funcionaba la televisión. Por radio o en el balcón los discursos eran largos, candentes y los candidatos -con excepción de Galo Plaza, muy medido en esa materia- aplaudidos oradores. Dos campañas excepcionalmente interesantes, dignas de una remembranza, fueron las registradas en 1956 (Camilo Ponce vs. Raúl Clemente Huerta) y de 1960 (Velasco Ibarra vs. Galo Plaza Lasso).
Ponce -quiteño, de 44 años por entonces- se perfiló desde joven como figura de la derecha y el presidente Velasco Ibarra no puso reparos para nombrarle canciller, a los 32 años, en su segundo período y ministro de Gobierno en su tercero (1952-56). Esa fue la única presidencia que terminó el ‘Profeta’. Ponce fue su baluarte y luego, lógicamente, aspirante a Carondelet, pese a que la derecha no había gobernado desde 1895. Su rival -el guayaquileño de 41 años Raúl Clemente Huerta- fue un digno rival. El “gallo de pelea” se destacó como jurista, político, catedrático y contó con el apoyo de su liberalismo y de la izquierda para conformar un Frente Democrático, apto para una brava lucha ante la Alianza Popular poncista.
El choque fue intensivo y la campaña, dura. El temible Velasco Ibarra entró abiertamente en la lid cuando el postulante a la Vicepresidencia por parte de Huerta, José María Plaza, hermano de Galo, lanzó discursos antivelasquistas, acusando al Presidente de poncismo. Velasco le siguió paso a paso, con toda su famosa oratoria y proclamando “el Frente Democrático me tritura a mí o yo trituro al Frente”. Camilo Ponce ganó por una nariz y la derecha gobernó, con menos rigor de lo que se temía, por cuatro años.
Camilo Ponce terminaba, pues, su presidencia cuando chocaron Velasco Ibarra y Galo Plaza en 1960. Plaza no quería enfrentar a semejante rival, pero sus amigos le obligaron a entrar en la liza. Un dirigente placista calificó de”chusma” a la masa velasquista y el ‘Profeta’ se regodeó alabando a su “noble y querida chusma”, que usó el grito de “no nos han dado chompas” para destacar su lealtad y pobreza. Las “entradas” a Quito de los candidatos fueron sucesos espectaculares, con muertos y heridos. Plaza, de 54 años, aspiraba a su segunda presidencia y Velasco Ibarra, de 67, a su cuarto ascenso al poder que se confirmó con una amplia diferencia de votos y con otro período conflictivo y de limitada duración. El ex presidente Osvaldo Hurtado comenta que ese resultado pesó mucho en la historia nacional y que si triunfaba un personaje sereno y capaz de terminar su período, como Plaza, otra hubiera sido la trayectoria ecuatoriana a partir del año 60.
Ahora el país se aproxima a una nueva jornada en las urnas con el uso intensivo de la televisión, con ocho postulantes, uno de ellos el Presidente en funciones y con muchos interrogantes, uno de ellos respecto a la conveniencia de mantener la reelección en el Ecuador.