Llama la atención el desenvolvimiento de la campaña electoral presidencial, carente de debate y propuestas. Cuándo el país debe conocer el rumbo de temas de trascendental importancia, tales como: la matriz productiva a adoptarse, la explotación minera, situación que conlleva problemas sociales serios; la situación del comercio exterior, cuyo saldo viene siendo negativo por algunos períodos y cuyo futuro conforme al esquema actual podría empeorarse, qué se hará al respecto con los Estados Unidos -interesa mantener las preferencias arancelarias- y con respecto a la Unión Europea, cuál será la política, para elevar el nivel competitivo y mantenernos al menos a la zaga de países como nuestros vecinos: Colombia y Perú.
Sin inversión, no hay producción y tampoco empleo ¿Qué se propone sobre la inversión nacional y qué sobre la inversión extranjera? Se mantendrá el impuesto a la salida de capitales, qué sobre cómo incrementar la producción petrolera y el manejo de la resistencia amazónica indígena sobre los campos explotables, cómo superar la importación de refinados, cuando la refinería de Esmeraldas se encuentra interrumpida y la del pacífico no ha comenzado y todo frente a una mayor demanda interna de combustibles.
¿Cómo se financiará la economía, continuarán los préstamos a la República Popular China y hasta qué monto, pues las ventas anticipadas de petróleo al mismo país significaron para el año 2012 el 80 por ciento de la producción estatal exportable, continuaremos con la Alba, la Unasur y la alianza con países como Irán, aun a costos financieros y sociales onerosos? Es lamentable que la campaña entera gire en torno a dádivas, como el incremento del valor del bono de la pobreza, pues literalmente no puede denominarse de desarrollo humano, ya que el resultado de su implementación ha sido paradójicamente duplicar la cantidad de beneficiarios en lugar de disminuirlos, qué contrasentido hablar de disminución de la pobreza, cuando quienes lo reciben ahora son más.
Cuánta falta hace un debate formal y ordenado, donde se den respuesta a los temas de interés nacional, donde se analicen planes de Gobierno con coherencia, sindéresis y fundamento.
Hace falta un debate que nos permitan ampliar la visión del Ecuador del futuro y convencidos entregar el voto a favor del más competente.
Valdría imitar los debates presidenciales de los Estados Unidos de Norteamérica, donde abiertamente se exponen las políticas a seguir, donde el adversario sabe que el triunfo está en la calidad de las propuestas.
Esta campaña sabe más a una carrera, donde la agresión, la mediocridad y las prácticas clientelares, con escasas excepciones, han desplazado una vez más a las ideas y a la razón, y donde el debate técnico y académico se ha convertido en utopía.