La campaña electoral está fría en el Ecuador, dicen todos; ya sabemos quién va a ganar, dicen los más arriesgados. Es una pelea entre burro amarrado y tigre suelto, se ha repetido una y otra vez. Todo está diseñado a favor de uno de los candidatos, dicen los otros candidatos y los temerarios van más allá, sugieren que aunque se diera el imposible de que no ganara el predestinado, no habría la garantía de que se respeten los resultados.
Aunque no se puede creer en todo lo que dicen, es cierto que tiene cosas extrañas esta campaña electoral. Les falta convicción en la victoria a los candidatos hasta el punto de que se les debería recordar la frase famosa de Olmedo: “El que no espera vencer, ya está vencido”. Lo extraño es que incluso los favoritos se muestran nerviosos y los organizadores inseguros.
Se dijo que no autorizaban la realización de encuestas a boca de urna debido a los fracasos y ahora dicen que están considerando la posibilidad de autorizarlas para mitigar la inquietud por conocer los resultados.
La inseguridad induce a cometer errores y delatar debilidades. La duda debe ser la consejera de ciertas “coincidencias” que ha tenido la campaña como la revisión de sueldos a policías y militares, la oferta de subsidiar el salario de los periodistas o el incremento al bono de desarrollo humano. El inseguro pierde el sentido del humor, nada le causa gracia. Debe ser por eso que se han puesto agrios con una caricatura y han exigido el derecho a la réplica… ¿Cómo deberá entenderse la réplica de una caricatura? Talvez otra caricatura dibujada por los afectados; pero eso exigiría humor… La solución que encontraron fue exigir que se disculpe el diario en lugar del caricaturista. El diario ha tenido que pedir disculpas por otro y en los términos escogidos por el supuesto agraviado. Ha sido obligado a tomar por serio y por cierto lo dicho en la caricatura. La acción inversa del humor. Y, al mismo tiempo, es invitación al humor porque induce a buscar la caricatura original que habrá sido la más vista en toda la campaña electoral.
Han ocurrido cosas extrañas en esta campaña, de eso no cabe duda. Se organizó un debate entre los candidatos a la presidencia y acudieron todos, menos el favorito. Se anunció un debate por televisión entre el favorito y el que se suponía que estaba en segundo lugar, pero no se presentaron juntos. Aparecieron ante el entrevistador primero uno y después otro como si fuese peligroso un encuentro personal. En toda campaña política el candidato aparece rodeado de muchedumbres y en las campañas del pasado el concurso consistía en ver quién llena la plaza más grande. En esta campaña se ha difundido un spot publicitario en el cual el candidato favorito pasea solitario, en bicicleta, por un país vacío. No luce como candidato sino como un ciclista en preparación para la vuelta a la República.