Uno de los capítulos más escalofriantes de la serie Odebrecht concluyó. Aunque el Fiscal General se ratificó en sus apreciaciones iniciales que se encausan en la figura de la “Asociación Ilícita “pidió a l juez de la causa la prisión preventiva del vicepresidente de la República; sin embargo, anunció otros expedientes para delitos mayores como Delincuencia Organizada. Los efectos de esta decisión pueden ser parte de un cambio radical de la situación política, cuando en el mismo día, se conocieron las preguntas de la Consulta Popular. En esta iniciativa presidencial en su pregunta dos, con el cambio del organismo más nefasto de la Constitución que es el Consejo de Participación Ciudadana pueden ser el hito histórico de la reconstrucción nacional después del correísmo.
Los sucesos del 2 de octubre dan lugar a especular sobre tres ejes: a.- Un atardecer se precipitó sobre Alianza País; b.- El expresidente de la República que vive en Bruselas y que parecía un exiliado político, dejó de serlo. No es el caso de Velasco Ibarra en Buenos Aires; es un ex presidente que vive en el exterior, nada más y c.- que puede concretarse un acuerdo de hecho entre la jefatura de gobierno y el régimen que controla la Municipalidad de Guayaquil.
En el primer caso no es novedad en la historia política del Ecuador. Los movimientos sin líderes que los conduzca dentro o fuera del país no tienen futuro y cuando pasa el momento del poder o el ocaso del caudillo deben buscar refugio en tiendas alternas antes de que la tormenta arrecie. Comenzaron a esfumarse con la posesión del mando el 24 de mayo, luego dio a luz el caso del Vicepresidente y finalmente, se concretó la convocatoria de la consulta popular. Requieren de una nueva agenda que debe empezar en participar humildemente en la elección del nuevo vicepresidente de la República. En el segundo caso el expresidente no pudo contener la avalancha que siguió al destape de la olla y, su futuro, probablemente deberá dedicarlo a librarse de efectos colaterales del “destape “acontecido. Finalmente, la alianza entre el gobierno y la fuerza política guayaquileña tenderá a concretarse. Se vislumbró en las fiestas julianas y deberá a expresarse con nitidez en octubre del 2017.
La gran ventaja del actual mandatario es que, al parecer, no quiere gobernar para 300 años y solo limitarse al mandato para el cual fue elegido. Si lo logra, es posible que ocupe un sitial similar al de otros mandatarios fugaces que administraron crisis del país y que son recordados con respeto como Carlos Arosemena Tola y Celemente Yerovi Indaburu. Tendrá que tener cuidado con los conversos del correísmo, pues no se acostumbrarán a las tareas sin la voz implacable de un capataz engreído por las mieles – hoy hieles – del poder. Ni siquiera sabrán sacarse el sombrero cuando corresponda saludar; solo, algunos sábados, amparados en la nostalgia, podrán emitir murmullos entre ellos del triste tango: “te acordás hermano, qué tiempos aquellos…
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