Hace 35 años, millones de iraníes se abrazaron a la promesa de un líder religioso que terminó con una monarquía corrupta y ofrecía garantizar la independencia nacional. Ahora, muchos quieren mejorar el nivel de vida y ampliar los derechos civiles.
“Los estándares de vida son 50% más altos que antes de la Revolución (Islámica), pero también las expectativas, y por eso la gente común cree que antes se vivía mejor”, dijo Djavad Salehi-Isfahani, un economista que visita Irán con regularidad.
Tras años de sanciones internacionales al Banco Central de Irán y a las ganancias petroleras, así como de un mal manejo de la economía, las finanzas están devastadas, el presupuesto agotado y el desempleo supera 14, y 25% entre los jóvenes.”Al principio, los revolucionarios centraron su atención en la provisión de salud, educación e infraestructura (electricidad, agua potable y carreteras) para los sectores menos privilegiados”, dijo el profesor de Virginia Tech. Estas políticas “contribuyeron a que vastos sectores ingresaran a las capas medias y a adoptaran un estilo de vida moderno”.
Y quienes integran hoy esa clase media en expansión y toda la sociedad iraní, ahora más educada que nunca, desean mayores libertades sociales y civiles, además de mejores oportunidades laborales.”El Presidente iraní (Hasán Ruhaní) ha propuesto una carta de derechos, y lo positivo fue que lo hizo público y lo abrió a comentarios, pero no alcanza a las mujeres ni a las minorías”, dijo la defensora de los derechos femeninos Sussan Tahmasebi, cofundadora de la no gubernamental Red Internacional de Acción por la Sociedad Civil.
Tahmasebi, quien vivió y trabajó en Irán entre 1999 y 2010, condenó el continuo encarcelamiento de activistas estudiantiles y dirigentes reformistas, y la gran cantidad de ejecuciones, que inclusive han aumentado en los últimos meses. “Apenas haya logrado un avance serio en el ámbito internacional, tendrá más influencia para presionar en temas más controvertidos en el plano interno”.
Mientras, la élite gobernante de Irán ha experimentado una notable actualización desde las elecciones presidenciales de junio de 2013, que dieron el triunfo a Ruhaní, un clérigo centrista que promete “esperanza”, “prudencia” y “moderación”.
El triunfo de Ruhaní habría sido improbable sin el respaldo de dirigentes reformistas y centristas. Por eso, ahora el Mandatario debe mantener ese apoyo, al tiempo que lidia con los representantes de la línea dura.
De momento Teherán está implementando la primera fase del “Plan de Acción Conjunta”, un acuerdo logrado el 24 de noviembre de 2013 en Ginebra con las potencias mundiales conocidas como P5+1 (EE.UU., Gran Bretaña, Francia, China y Rusia, más Alemania) para resolver el diferendo internacional por el supuesto interés iraní en desarrollar armamento nuclear. El inicio de las conversaciones para buscar una solución definitiva está previsto para el 18 de este mes en Viena.