Columnista Invitado*
Gran Bretaña tenía con la Unión Europea el mejor de los arreglos posibles; era miembro del mercado común sin pertenecer al euro y había conseguido otras exenciones a las reglas de la UE. Pero eso no bastó para evitar que el electorado británico votara por la salida del bloque. ¿Por qué? La respuesta puede hallarse en las encuestas de opinión realizadas los meses previos al referendo por el ‘Brexit’. La crisis migratoria europea y el debate por el ‘Brexit’ se reforzaron mutuamente.
La campaña por el ‘Leave’ (la salida de la UE) explotó el empeoramiento de la situación de los refugiados (simbolizado por atemorizadoras imágenes de miles de solicitantes de asilo concentrados en Calais y desesperados por entrar a Gran Bretaña a cualquier costo) para atizar el temor a la inmigración “descontrolada” desde otros países de la UE. Y las autoridades europeas demoraron decisiones importantes sobre la política de refugiados para no incidir negativamente en el referendo británico, lo que perpetuó escenas de caos como la de Calais.
La decisión de la canciller alemana Angela Merkel de abrir las puertas de su país a los refugiados fue un gesto inspirador, pero sin la suficiente reflexión, ya que no se tuvo en cuenta el factor de atracción. Una súbita afluencia de solicitantes de asilo trastornó la vida cotidiana de la gente en toda la UE.
Además, la falta de controles adecuados creó un pánico que afectó a todos: a la población local, a las autoridades a cargo de la seguridad pública y a los refugiados mismos. También facilitó el veloz ascenso de partidos xenófobos antieuropeos, como el Partido de la Independencia del RU, que lideró la campaña por el ‘Leave’ mientras los gobiernos nacionales y las instituciones europeas parecían incapaces de manejar la crisis.
Ahora el escenario catastrófico que muchos temían se materializó, con lo que la desintegración de la UE es prácticamente irreversible. A la larga puede que la salida de la UE deje a Gran Bretaña relativamente mejor que otros países o no, pero en el corto a mediano plazo su economía y su pueblo van a sufrir considerablemente. Inmediatamente después de la votación, la libra se hundió a su nivel más bajo en más de tres décadas, y es probable que la conmoción financiera mundial se prolongue mientras se desarrolla el largo y complicado proceso de negociación del divorcio político y económico de la UE. El efecto para la economía real será comparable solo a la crisis financiera de 2007 y 2008.
Es seguro que ese proceso estará cargado de más incertidumbre y riesgo político, porque lo que estaba en juego nunca fue solo alguna ventaja real o imaginaria para Gran Bretaña, sino la supervivencia misma del proyecto europeo. El ‘Brexit’ deja la vía libre a otras fuerzas antieuropeas dentro de la UE.
*Project Syndicate