La política en esta ciudad brasileña de saturar las favelas de presencia policial solo es una forma de criminalizar la pobreza que no resuelve la exclusión social, la base de la violencia que se pretende combatir, afirmaron organizaciones de derechos humanos.
El gobernador del estado de Río de Janeiro, Sergio Cabral, decidió utilizar las Unidades de Policía Pacificadora (UPP), conformadas por integrantes de la Policía Militar, como fuerzas de intervención armada para combatir a las bandas de narcotraficantes que operan en la mayoría de las favelas, como se les llama en Brasil a los barrios pobres y hacinados.
Las UPP “son una forma más de controlar al pobre”, dijo a IPS Patricia Oliveira, integrante de Red Comunitaria Contra la Violencia, para quien “este plan está condenado al fracaso” porque “es imposible mantener una ocupación armada para siempre”.
“También está dentro de la lógica de tolerancia cero hacia los que menos tienen por parte del gobernador Cabral”, afirmó la activista, antes de destacar que el plan “es una copia del mismo esquema de control aplicado en Bogotá”, la capital de Colombia.
En la actualidad, siete “morros” -como también se llaman a las favelas por estar empinadas sobre los rocosos cerros de la ciudad- viven bajo ocupación policial, en un proceso que comenzó en diciembre del 2008 con la intervención policial de la barriada Doña Marta.
La Gobernación pretende que cuando acabe 2010 estén incluidas 17 favelas en el plan de seguridad pública, lo que en el proyecto se llama “pacificadas”.
“En las favelas donde actúan las UPP, aumentaron los casos de abuso y violencia policial. Ser negro, pobre, vestirse de ‘rapero’ y usar gorra significan que un policía va abordarte para saber quién eres, dónde vives y trabajas”, explicó Oliveira.
“Antes había que pedirle al jefe del narcotráfico permiso para todo; ahora, al jefe policial designado. El derecho a expresarse y circular sigue igual de limitado que antes”, añadió.
Los movimientos sociales también cuestionan que los operativos estén en manos de un cuerpo policial que registra el mayor índice de muertes en “actos de resistencia”, como se denomina en Brasil a los presuntos delincuentes abatidos en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
“Las muertes en manos de la Policía Militar aumentaron mucho” desde que Cabral es gobernador, relató Camila Ribeiro, coordinadora de proyectos de la no gubernamental Justicia Global. “Esos asesinatos responden siempre al estereotipo de hombre negro, entre 15 y 30 años, pobre y vecino de favela”. Ribeiro dijo que “las estadísticas del Instituto de Seguridad Pública estadual indican que en el primer trimestre de 2009 hubo 581 muertos en enfrentamientos con la Policía”.