El 12 de junio del próximo año culminará el plazo para la inscripción o reinscripción de los partidos y movimientos políticos en el Registro Nacional Permanente de Organizaciones Políticas, formalidad indispensable para participar con candidatos propios en la elección presidencial del 2013.
Hasta hoy, han cumplido esa exigencia, que contempla como requisito básico la recolección de por lo menos 167 355 firmas de respaldo, a nivel nacional, equivalentes al 1.5% del registro electoral utilizado en el último padrón electoral, que fue de 11 157 000 ciudadanos, los movimientos PAIS, MPD y Ruptura de los 25 y el Partido Roldosista.
El Partido Sociedad Patriótica ha entregado ya la documentación y las firmas correspondientes y están sometidas a revisión prolija por parte del Consejo Nacional Electoral, que se halla en proceso de reestructuración, una vez que fueron renovados sus integrantes hace pocos días.
Mientras tanto, parece que partidos otrora poderosos, como el Social Cristiano, Izquierda Democrática, Democracia Popular, etc., tienen dificultad para reunir las firmas, en la forma establecida en la pomposamente denominada Ley Orgánica Electoral y de Organizaciones Políticas de la República del Ecuador – Código de la Democracia. Más aún, la ID, atraviesa una crisis interna y está bicéfala.
La primera vuelta de la elección de Presidente y Vicepresidente de la República se realizará el 20 de enero del 2013, pero, igual que durante la tan denostada “oscura noche neoliberal”, ya han comenzado los consabidos ajetreos y la proliferación de precandidatos, mejor dicho autocandidatos, que, mientras más numerosos sean, más facilitarán la reelección del actual Presidente-candidato, pese a que, según encuestas recientes, ha disminuido en forma considerable el respaldo popular, que era arrasador hace cuatro años.
Las mismas encuestas demuestran que ninguno de los posibles candidatos “de oposición”, inclusive aquellos “reincidentes” superaría un dígito en las urnas, por lo que se deduce que la única forma de enfrentar con éxito al Presidente-candidato es con una alianza amplia, por ahora utópica, dadas la ambición, la obnubilación de aquellos que se creen predestinados y el empecinamiento de quienes consideran que con su presencia en la papeleta electoral sus respectivas tiendas políticas obtendrán más curules en la Asamblea.
Así las cosas, es probable que se decida la elección presidencial en una sola vuelta, ya que la Constitución de Montecristi establece que “no será necesaria la segunda votación si el binomio que consiguió el primer lugar obtiene al menos el 40% de los votos válidos y una diferencia mayor de 10 puntos porcentuales sobre la votación lograda por el binomio colocado en el segundo lugar”. Todo está fríamente calculado…