Nada. Esta columna hoy debió estar en blanco. Es el mejor ejemplo de la autocensura. Escribir sobre el acoso de la prensa oficial contra César Ricaurte el día en que recibió el premio a la libertad de expresión no tiene sentido. ¿Para qué? Para qué si ya dijeron que es miembro de la CIA y le pusieron la etiqueta sobre la frente (aunque nadie haya podido demostrar tal absurdo) y cualquier cosa que él diga o haga será usada en su contra. Nada. No tiene sentido. Total. Ya está dicho y refrendado que la prensa es bien mala, malísima, y que todo lo que se diga es mentira.
Escribir del caso de Hinostroza para qué, si, a más de amenazarla ya le hicieron candidata a cualquier cosa aunque la pobre tenga que desmentir el disparate. Total. Si ya dijeron. Ya está. Es un hecho. Aunque se pare de cabeza a decir lo contrario ya está dicho. La fuerza de la palabra oficial es así, así que de gana insistir.
Escribir sobre el primo tampoco tiene sentido. Si ya le hicieron homenajes. De gana gastar tinta en eso. No le vayan también a amenazar a uno pobre por metiche.
Escribir sobre la oposición ¡para qué! ¿Para qué decir que la oposición no da pie con bola y que más bien parece dar argumentos para perder antes de que empiece la contienda?
¿Para decir que la prensa también se despista y hace noticia de los trinos (twitter) de los funcionarios, tan afanosos que son en las redes sociales en lugar de gastarle tiempo y espacio a la investigación?
¿Para qué escribir de la banalización de la política, pantallas gigantes o programas de baile en los que los gobiernos autónomos descentralizados, pomposo nombre que ahora tienen los municipios, le hacen gratis el trabajo de producción a un canal de televisión en espera de conseguir como premio algún servicio que no han podido dar como parte de su trabajo. De gana. Si los reality valen si son de unos medios (los incautados) pero no valen si son de los “mercantilistas”. Nada, a otro tema…
¿Y qué tal esa de los genes waorani? Maravillas del racismo al revés… seguramente a nadie le importan los genes guayacos o quiteños o morlacos… mientras se monta un enorme tinglado allá, en las cortes internacionales, con ese viejo tema, a los portadores de esos genes que les parta un rayo… por ahí siguen desprotegidos unos, utilizados otros, mendigando otros más, intentando estudiar sin tener para los útiles escolares, los más jóvenes.
Pero bueno, eso a quien le importa. ¡A nadie! Si a la final son unos pocos que solo importan a la hora de la parafernalia y los foros internacionales del tal Yasuní, aunque se estén abriendo carreteras a troche y moche y los trabajos petroleros por esos lares sean imparables, pero, de gana decir nada, si total, nadie puede creer eso… mentiras de la prensa corrupta ha de ser. Nada, a otro tema. Total.