Autobiografías

Hay quien dice que son producto de la vanidad o del deseo de quedar en la memoria colectiva. También se piensa que son una manera de transmitir las experiencias vitales, de compartir situaciones que podrían ser ejemplo para otros. Pero, aunque en no pocos casos resultan ser una suerte de apología o justificación, las autobiografías se constituyen en una fuente del conocimiento del pasado porque dan pistas sobre la vida de la gente y nos permiten conocer nuestras raíces.

Hay buenas autobiografías de cuya lectura la gente disfruta. Cuando son bien escritas; cuando cuentan las vidas, sobre todo las más complejas, con transparencia y autocrítica; cuando resultan amenas y hasta divertidas; se transforman en libros referentes. Por desgracia en nuestro país hay poquísimas que se podrían considerar como modélicas. Una de ellas es "Memorias íntimas" de Federico González Suárez. En general, no se ha cultivado mucho el género.

Se escriben pocas autobiografías en el Ecuador. Por ello es interesante referirse a algunas que se han producido últimamente. Me referiré a dos de ellas, escritas por personas que han tenido una activa vida pública.

La primera es una obra de Mercedes Jiménez de Vega, "Memorias de mi memoria" (Quito, Abya-Yala). Se trata de un libro en que se destacan varios momentos de la participación pública de la autora, una de las importantes activistas del movimiento feminista, su labor profesional como abogada y especialmente su vida familiar, que cuenta con bastante detenimiento y sinceridad. Contiene abundante información sobre la cotidianidad y referencias de la trayectoria de su esposo, Néstor Vega Moreno, destacado economista y funcionario internacional.

La segunda es la autobiografía de Paco Salvador Moral, "Vivencias" (Quito, Mariscal, 2012).

Es un recuento exhaustivo de su trayectoria como empresario y político. Francisco Salvador Moral, nacido en Pujilí en 1927, ha tenido una vida larga, llena de luchas, realizaciones y conflictos. Logró amasar una importante fortuna y desempeñarse como diputado por la provincia de Pastaza. En su autobiografía cuenta su infancia, sus aventuras como trabajador minero en Macuchi, la fundación y crecimiento de su empresa licorera, el éxito del famoso "Paico" y los enfrentamientos con varios gobiernos, su gestión como legislador y el origen de sus bienes.

La obra está editada en pasta dura, con gran cantidad de ilustraciones, que reproducen documentos, fotografías y recortes periodísticos. Incorpora anexos que complementan su contenido.

He disfrutado la lectura de ambos libros y he aprendido algunas cosas de ellos, aunque los dos tienen vacíos y silencios, limitaciones de enfoques y contenidos. Pero contienen testimonios, anécdotas y mucho material valioso. Merecen la atención del público.

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