Atenas y sus euménides

Grecia de vuelta a los titulares. Una vez en la eurozona, Atenas se endeudó agresivamente aprovechando el bajo interés en préstamos en euros, para impulsar el crecimiento del Estado y elevar a niveles alemanes sus prestaciones sociales. Se despreocupó de su competitividad. Hoy, no puede pagar la cuenta.

Bruselas aprobó un generoso plan de asistencia para que Grecia cubra sus deudas, pero a un alto costo que obliga a Atenas a mochar el gasto público y reducir prestaciones. Una austeridad que durará años y que hace ciscos de las esperanzas de la juventud helena.

Los griegos se rebelan. Las recientes elecciones arrojaron resultados inconclusos, trajeron a primer plano a grupos de izquierda, incluyendo a los antes escasos adherentes al modelo soviético, y de derecha, entre los cuales están los neonazis.

Habrá nuevas elecciones. Los electores quieren: a) seguir en la eurozona, y b) repudiar el acuerdo que firmó el gobierno anterior a cambio del apoyo económico europeo. Objetivos irreconciliables.

Atenas tiene la esperanza que como su patrona, la diosa Atenea, pueda persuadir a sus Furias, las encargadas de vengar crímenes, de perdonar a su defendido. Atenea, en magistral dominio de las relaciones públicas, en recompensa redenominó“Euménides” (benevolentes) a las Furias.

El gobierno que salga de las nuevas elecciones planteará que la UE continúe apoyándolo sin pedirle sacrificios al pueblo: Euménide Merkel.

En tapete está la salida del euro, regresando al dracma. Con ayuda del Banco Central Europeo, Grecia podría devaluar, recuperar competitividad y las exportaciones liderarían el renacimiento de la economía griega. Algo así como la salida de Argentina de la convertibilidad.

Pero no es tan fácil. Si Atenas sale con asistencia europea, no podrá hacer una reestructuración hostil de su deuda en euros. Si sale de mala manera, con moratoria unilateral, podría ser expulsada de la UE.

Ante la posibilidad de una salida del euro, en Grecia hay corrida bancaria, se deterioran los bancos y empresas griegas, el Banco Central Europeo puede considerar que Grecia ya no tiene activos adecuados para ofrecer en garantía de sus créditos.

Luego, hay todo el tema de la conversión de créditos, contratos y sueldos denominados en euros, a dracmas. ¿Quién gana, quién pierde?

El abandono del euro por Grecia significaría que sí existe la vuelta atrás en la moneda común, afectando la confianza en otras economías afectadas, entre ellas España, con lo que la crisis de estas economías se agrava y el futuro de la eurozona se compromete.

Todo lo que se escribe sobre las consecuencias de una salida griega del euro es lectura obligada para quienes en este gobierno aún creen en una nueva arquitectura financiera que pasa por una desdolarización ordenada. No hay tal.

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