La palabra presidencial no ha sido suficiente cuando llegará, en pocas semanas, al inicio de los 10 años del poder absoluto. En el entorno de ese alto nivel de decisiones políticas, se ha incorporado desde hace ya algunos años, un conjunto de personas poseedoras del suficiente conocimiento y situadas en la categoría del asesoramiento; esto es, de omnisapientes que poseen el nivel superior de saber todo.
Se anuncia que, por austeridad, en el 2016 no podrán ser más de ocho asesores en el abanico prolífero que constituyen las fuentes del ejercicio del gobierno, llámense ministerios, direcciones nacionales o los entes adscritos a la Presidencia de la República.
Todo este espacio que, muchos criterios lo consideraban burocrático, va a reducirse a ocho asesores directos con un nivel alto de remuneración mensual, sin que se anuncie la formación universitaria y los títulos que deben poseer para ocupar ese nivel de “dar consejo o dictamen”, sobre asuntos concretos que apoyen los actos del poder; esto es, que cubran las necesidades que tienen planteadas los pueblos como base humana, y que la sabiduría del asesoramiento señale los programas a ejecutarse. Su número ha sido superior a 530 personas.
Desde el punto de vista económico, deben estar dichos montos de remuneración mensual, previstos en la Pro forma Presupuestaria del 2016, año contrapuesto a la bonanza vivida en casi nueve años de poder correísta; y por eso, aunque no quieran aceptar el concepto de crisis, la realidad demuestra que está ya presente y creciendo, porque el número de burócratas de altas remuneraciones es evidente, y fácil de comparar con los tradicionales 15 ministerios de Estado que existieron hasta el 2006, y que fueron considerados suficientes para el tamaño de nuestra economía.
Quizá el prodigioso crecimiento realizado en estos nueve años, sea la causa fundamental para que vivamos una real crisis de recursos, que requieren de financiamiento. Y el único camino que actualmente existe es el aumento del volumen de deuda interna y de otras fuentes internacionales que están ávidas de ganar intereses del 10% o más sobre el monto de sus capitales.
Ante esta realidad, y como medio demagógico, se anunció al nivel -de palabra presidencial convertida en veredicto- que no habrá ninguna disminución de cerebros omniscientes por ser de absoluta necesidad en los planes del gobierno, como tampoco de disminuir sus remuneraciones, y que no importa que sean cubiertas con más deuda pública. Por eso es sorprendente un gasto más: el último viaje a Riad, la ciudad capital de Arabia Saudita, país tan lejano, cuya distancia está a 17 horas de vuelo.
Sin embargo, ya se anuncia la salida de 200 asesores ministeriales, como ha declarado el ministro Marx Carrasco, que no es ni el 40% de su total porque aún quedan 365 cómodamente situados en altos niveles del poder absoluto. No comentamos sobre los asesores de la Asamblea.