Aplausos y aplausos para los manabitas

Admiración y aplausos. Lo merecen los manabitas de Portoviejo y Manta que no han perdido un solo minuto para volver a levantar sus negocios. Seguramente, de ese mismo entusiasmo deben estar contagiados en Pedernales, Jama, Canoa, Bahía...

Betty Solórzano perdió todo su negocio de bocados típicos manabitas, que funcionaba en un edificio de cuatro pisos en el centro portovejense. La noche del 16 de abril, el terremoto lo destrozó y lo dejó inservible.

Durante todo este año, ella -una mujer divorciada con tres hijos adolescentes- arrendó dos locales y volvió a ofrecer esos antojitos, a los que nadie se puede resistir. Sus clientes hacen largas filas para comprarlos.

Paralelamente, se prepara para construir una nueva edificación en el mismo lugar donde se cayó la otra, pero con todas las seguridades constructivas. Obtuvo un crédito de la Corporación Financiera Nacional y espera reinaugurar su negocio en 6 meses.

Richard Manzano, Johana Chancay y Rodrigo Gómez no tienen nada que reconstruir, porque el sismo ‘pasó’ por un lado de sus pequeños locales. Pero, mientras la ‘zona cero’ estuvo cerrada, ellos no pudieron ingresar. En estos 12 meses se fueron de feria en feria a recorrer el país para vender peluches, camisetas, ropa, aguas, gaseosas. Así se han sostenido y como todo es una oportunidad, Richard y su mamá se pusieron un nuevo local, la nueva matriz de su negocio.

Ahora que retornaron a sus locales no ven la hora de que empiece la reconstrucción de Portoviejo para que los clientes regresen.

Carmen Montuano está al pie de su hotel en la zona de Tarqui de Manta. No se queja ni se lamenta. Solo invita a que se hospeden en su hotel, al que no le pasó nada grave; solo unas fisuras en la mampostería.

Estos emprendedores y muchos más que no alcanzamos a conocerlos personalmente han revitalizado a la capital y el puerto manabita. A pesar de mostrar aún las heridas del terremoto, ellos no han desperdiciado las oportunidades. Solo queda aplaudirlos.

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