Aparentes inconsistencias

Es complicado entender la lógica que subyace en algunas decisiones económicas. De inicio parece que no guardan coherencia pues se basan en ciertas premisas que luego no son respetadas, así como en objetivos que al poco tiempo se abandonan. Veamos dos ejemplos:

Caso IESS. Sus autoridades mantienen que las inversiones en bonos del gobierno nacional son seguras y rentables. Que no hay otras opciones y que es mejor ganar el 7% de interés que tener los fondos depositados en el BCE ganando algo menos del 1%. Afirman, que el gobierno nunca ha dejado de pagar sus obligaciones y que ahora han llegado a un acuerdo, ciertamente forzado, de refinanciamiento de los compromisos vencidos a nada menos que 12 años plazo.

Bajo el supuesto, sólo para los efectos del análisis, que lo que se dice es cierto, es decir que el riesgo de no pago de los bonos del gobierno no existe, surge la pregunta: ¿por qué entonces en lugar de comprar estos bonos del 7%, el IESS no compró los Bonos Globales 15 que se venden en el mercado con un rendimiento superior al 12%? Lo cierto es que al no haber considerado esta opción, que si existe, el IESS pierde anualmente 78 millones de dólares de rendimiento sobre una inversión de 1.500 millones. Y cuidado se diga como defensa de lo hecho que el análisis es puramente rentable, porque si lo es y, se lo ha usado ya que ese es el argumento -inadecuado desde nuestro punto de vista- de quienes dirigen el instituto.

Con esto en mente, nace otra pregunta: ¿Si esto es así, entonces a quién defiende el IESS? Ya que las autoridades al argumentar a favor del emisor de obligaciones y actuar como lo ha hecho, se ha identificado con los intereses del deudor y no con los de los accionistas, que son los afiliados. Y esta forma de proceder coincide con la opinión del gobierno de que los fondos son públicos y no de los ecuatorianos que aportan cada mes.

Caso bancos públicos. Hace pocos meses el gobierno transfirió 800 millones de dólares del BCE a sus bancos para que usen esos recursos en créditos productivos y de vivienda. Había que reactivar la economía. Algunas semanas atrás el Ministro de Finanzas anunció la emisión de otros 130 millones de bonos que según las fuentes oficiales -en este caso la ministra de coordinación de políticas económicas- se piensa colocar en esta misma banca del gobierno invirtiendo los excedentes disponibles para este propósito.

En un corto lapso se da la vuelta al uso de este dinero, que a la final termina como se creía inicialmente: utilizado para cubrir el déficit fiscal. Salió del BCE, visitó bancos públicos, una parte terminó en la caja del gobierno y, en el medio se jugó con las tasas de interés para distribuir renta.

La consistencia descansa en un alto gasto público que destroza la lógica económica.

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