En las antípodas

Buena parte de la región latinoamericana se empeña en hacer lo que en otras partes del mundo se rechaza, dados los resultados desastrosos que han provocado. Mientras en España, el 15 de mayo los socialistas sufrían una de sus peores derrotas electorales que les sacó de la mayoría de los ayuntamientos cuya administración estaba a su cargo, un voto castigo por su incompetencia para solucionar los problemas que mantienen casi al 20% de la población desempleada y el último domingo en Portugal los socialistas en el poder han experimentado una de las caídas más estrepitosas, cuando los electores han dejado a la centro-derecha representada por el partido llamado Social Demócrata a un paso de la mayoría absoluta en el Parlamento, en nuestro vecino del sur se impone en las urnas un líder de ambiguas credenciales democráticas, que en su plan de gobierno ha ofrecido aplicar un programa político que ha sido el causante de llevar a una situación casi insostenible a los países ibéricos. El gasto elevado, los subsidios otorgados al granel, muchos de dudosa efectividad, han terminado por derruir sus economías provocando precisamente lo contrario de lo que sus postulados predican: mayor exclusión social.

Lo más extraño es que en Perú las condiciones eran diferentes. Casi no había sido tocado por la crisis, existía un crecimiento sostenido por más de una década, se había reducido el índice de pobreza, se han acumulado enormes reservas, la inversión fluía en montos importantes, la clase media se ha robustecido; en suma, condiciones que solo requerían ser sostenidas en el tiempo. Pero ese enorme conglomerado que aún se siente excluido, que considera que no le llegan los beneficios, ha optado por un candidato que, en el evento que aplicase sus proclamas, no les brindará la oportunidad de alejarse de la pobreza.

Ninguno de los finalistas otorgaba la certeza que destierre a los fantasmas del totalitarismo. Conocidos los resultados habrá que ver los movimientos políticos que se suceden, para constatar si el ganador es el mismo que alababa el chavismo o el que lucía moderado en las últimas semanas. También se deberá medir la influencia que tendrá el ex gobernante Toledo, que está en capacidad de permitir que el nuevo gobierno construya o no mayoría en el Congreso. Asimismo, será definitivo el uso que el nuevo gobernante pretenda dar a las reservas existentes. Si quiere dilapidarlas en función de fortalecer su imagen, o si tiene un manejo prudente que evite que la confianza se deteriore en forma acelerada.

Esas son nuestras realidades. Le sucedió al candidato Vargas Llosa que buscaba aplicar un modelo parecido al que hoy es implementado en la mayoría de países europeos y lo venció un desconocido que no respetó la institucionalidad. Nuevamente Perú ha apostado al sobresalto. Ojalá, en todo caso, le vaya bien en su aventura.

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