Al realizar un balance del año que termina, sin duda el consumo tuvo un rol protagónico, ya que su caída fue determinante para el desarrollo de varias empresas y el consecuente efecto en los índices de recaudación de impuestos y en el desempleo. Un reflejo de ese comportamiento es el Índice de Precios al Consumidor: hasta noviembre, la inflación anual se ubicó en 1,05% y a lo largo del 2016, hubo cuatro meses con descensos importantes (julio, -0,09%; agosto, -0,16%; octubre, -0,08 y noviembre, -0,15%). Hasta diciembre se espera una inflación anual inferior al 2%.
Durante casi todo el año, los carteles con promociones y descuentos fue una imagen permanente en los centros comerciales. La caída del precio del petróleo, la apreciación del dólar, el terremoto, golpearon a las finanzas públicas y eso impactó al desempeño económico del país, caracterizado por un gran protagonismo del sector estatal.
Los atrasos en los pagos a los proveedores del Estado, así como la menor inversión pública ocasionaron que haya un menor desempeño económico en el primer semestre. Hasta ese período, en cuanto a los resultados de los sectores productivos, se mostraron caídas importantes en el comercio, manufactura, agricultura y construcción.
Las reformas tributarias así como la vigencia de las salvaguardias y, por supuesto, la apreciación del dólar, provocaron un éxodo masivo de compradores hacia las poblaciones fronterizas con Colombia y Perú.
Aunque en el segundo semestre llegó más liquidez por la vía del endeudamiento externo y el sistema financiero privado anunció más recursos para destinar al crédito, el consumo no despega. Eso, pese a que en octubre hubo una recuperación en las ventas (con relación a septiembre) y que noviembre fue el mes de mayor volumen de ventas de vehículos nuevos de los últimos 15 meses. Aún se espera el balance de diciembre, pero el panorama no advierte cambios espectaculares. Hasta los últimos días del mes, ‘el de mayor consumo’, las ofertas en los centros comerciales continúan.