No ha dejado de estar en campaña. Aunque el ataque, como una parte esencial de su estrategia política, ha sido una constante durante los diez años de sus dos mandatos, hoy Rafael Correa no pierde la oportunidad para hacer proselitismo y de paso exaltar las virtudes del candidato oficialista Lenín Moreno.
Aprovechando el aparataje de la Secom, en el último enlace sabatino nuevamente se pasaron videos sobre todos los “paquetazos” de los gobiernos de la “partidocracia” antes de este Gobierno. Así, Correa volvió a apelar al discurso simplista de buenos y malos, de los amigos y enemigos del pueblo, con un fin específico: tratar de desprestigiar al resto de candidatos, identificados con esa partidocracia, especialmente a Guillermo Lasso y Cynthia Viteri, en circunstancias de un claro deterioro del proyecto de Alianza País. Sobre todo, de un estancamiento y declive de Moreno en algunos sondeos.
Correa tampoco tuvo cuidado en mostrar como un logro del Gobierno la construcción del hospital del IESS en Quevedo. La parafernalia incluyó la participación del director del Seguro, Richard Espinosa, quien como un funcionario más describió los proyectos hospitalarios de la institución. “Nada ni nadie detendrá que sigamos avanzando Presidente”, sostuvo Espinosa.
Al Director del IESS se le olvidó mencionar que los fondos que financian esa y otras obras no son del Gobierno sino de los afiliados, ante quienes él sí debería rendir cuentas.
Lo ocurrido con Espinosa es una muestra penosa de lo que se ha vuelto cotidiano en los tiempos de la llamada revolución ciudadana. La subordinación, con contadas excepciones, de la mayoría de instituciones y autoridades del Estado a la lógica gubernamental.
En los próximos días el Mandatario viajará a Estados Unidos, Italia y España. En esos países están habilitados para votar 378 000 ecuatorianos. Es bastante probable que Correa aprovechará el desplazamiento para pedir apoyo para el candidato oficialista, lo cual no tuvo reparo en hacer el sábado pasado.