2018 es un año político para varios países de la región. En marzo asume Sebastián Piñera en Chile. El gobernante de derecha vuelve al poder tras un saludable paréntesis igual que sucedió con la socialista Michelle Bachelet. Chile sufrió y aprendió del dolor de la dictadura y sabe vivir una democracia madura, con alternabilidad aunque con problemas.
En abril llega el esperpento de Venezuela, donde la Asamblea Constituyente adelanta las elecciones y el partido que controla todos los poderes proclama a Nicolás Maduro como candidato a la reelección con una oposición quebrada por la prisión la represión y la tiranía.
En mayo Colombia afronta un proceso electoral en medio de los cuestionados acuerdos de paz con la guerrilla de las FARC, que ahora tendrá candidato presidencial. Gustavo Petro, cuyo paso por la Alcaldía de Bogotá fue polémico, desde la izquierda se proyecta sólido en las encuestas. La derecha más dura todavía afrontará otra ronda de elecciones internas entre el uribista Iván Duque, y los conservadores Marta Lucía Ramírez y Alejandro Ordóñez. Sigue fuerte Germán Vargas Lleras, de Cambio Radical, con experiencia en el senado y dos ministerios, y aparece Sergio Fajardo con una entente extraña; Humberto Lacalle el negociador de la paz, y el propio Timoshenko, guerrillero hasta hace poco prófugo de la justicia.
En julio México tendrá comicios. El insistente líder de izquierda Andrés Manuel López Obrador llega con nuevo membrete, Morena. Una alianza contra natura pone en segundo lugar de preferencias a Ricardo Anaya por la entente de la derecha del Pan y la centro izquierda del Partido de la Revolución Democrática. El tercer lugar es para el oficialista del PRI José Antonio Maede, quien lleva el testigo de Enrique Peña Nieto cuya fuerza cede posiciones.
Y luego vendrá Brasil con Lula condenado por corrupción pero fuerte en las encuestas para el mes de octubre.