Un hombre de confianza

Walter Solís Valarezo fue un hombre de confianza del anterior Gobierno.

Permaneció en esa administración desde el 2007 al 2016. Y fue viceministro y ministro de Vivienda, secretario del Agua y ministro de Transporte.

Este fin de semana se confirmó que fue indagado desde el 2013 por un presunto delito de peculado, mientras estuvo al frente de Senagua. La investigación penal se inició por solicitud del subsecretario jurídico de la Presidencia. En el 2014, la Fiscalía pidió que el juez de la causa fije fecha y hora para formular cargos en su contra y 20 días después cambió de parecer y desistió de la solicitud, sin que se conozcan los motivos.

Resulta incomprensible por qué el expresidente Rafael Correa mantuvo en su gobierno a Solís; es más, lo ascendió a Ministro de Transporte, aunque dos años antes, desde su mismo despacho, se lo había denunciado por un supuesto abuso de fondos públicos. ¿Entonces primó una lógica política?

Analicemos otro caso. El 2 de junio fue detenido y hoy permanece con arresto domiciliario Ricardo Rivera, tío del vicepresidente Jorge Glas. Aprovechándose de su parentesco obtuvo contratos para Odebrecht, y habría recibido una comisión del 1%, según la Fiscalía. Las autoridades anunciaron que indagaron el caso desde hace cinco meses, pese a que las denuncias sobre Rivera aparecieron en los medios el año pasado. También se judicializó un expediente al Contralor por el proyecto San Francisco.

La activación de las investigaciones judiciales coincide con el cambio de gobierno y el relevo en la Fiscalía.

En Odebrecht las pesquisas recién comienzan y hay más involucrados, entre ellos altos exfuncionarios con fuero de Corte Nacional.

El presidente Lenín Moreno priorizó la lucha anticorrupción, que ha sido sistemática especialmente en el anterior régimen. Para enfrentarla requiere cohesión en sus filas.

La justicia y los organismos de control deben actuar de forma independiente.

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