Los bancos privados ganaron USD 170 millones en el primer semestre de este año, un 74% más respecto al mismo período del año pasado. También subieron los depósitos, los créditos, las inversiones, el patrimonio, etc.
Parece que el negocio camina viento en popa, en un escenario donde las fricciones con las autoridades parecen haber terminado, al punto de que arrancó una negociación sobre el manejo del dinero electrónico, un tema que generó roces con el gobierno anterior porque este medio de pago fue monopolizado por el Banco Central.
Pero la cifra de las utilidades y el porcentaje de crecimiento hay que ponerlo en contexto para saber si el negocio es boyante.
Lo primero que se debe considerar es el período de comparación. En este caso, la referencia es el semestre de la mayor crisis económica en dolarización (2016). Es más fácil crecer cuando se ha tocado fondo.
Pero de todas formas, el volumen de utilidades entre enero y junio de este año es el mayor desde el 2013, cuando todavía no se instalaba la crisis en el país.
Un segundo tema es analizar la rentabilidad del negocio, es decir, cuánto rindió a los accionistas. Uno de los años de mayor rentabilidad para los banqueros fue el 2011, cuando las utilidades alcanzaron un pico de USD 191 millones en el primer semestre. En este período, la rentabilidad fue del 19%. Es decir, por cada USD 100 de capital que pusieron los accionistas en un banco, al final del período obtuvieron USD 19 de ganancia.
Esa rentabilidad fue cayendo en los años siguientes y tocó fondo el año pasado, cuando se redujo a la tercera parte: 6%. El primer semestre del 2017, este indicador escaló cuatro puntos y llegó al 10%, que es positivo considerando que otros sectores aún no se recuperan.
El negocio bancario crece si los depósitos aumentan y el crédito también. Hasta ahora eso ha funcionado gracias a la mayor liquidez que han dejado las exportaciones y la contratación de deuda pública. Esta última ayuda en el corto plazo, pero no es sostenible.