A los 93 años murió Shimon Peres. Una fecunda carrera política le llevó a la presidencia de Israel.
Antes fue galardonado junto con Isaac Rabín y Yasser Arafat, con el Premio Nobel de la Paz . Los tres han muerto y quiso el destino que ninguno vio la paz anhelada.
La niñez de Peres transcurrió en el pueblo polaco que le vio nacer. El mapamundi caprichoso ubica a ese poblado hoy en Bielorrusia. LLegó a Tel Aviv a los 11 años y varios de sus parientes que quedaron en Polonia sufrieron la brutalidad de la sevicia nazi. En una sinagoga fueron quemados vivos.
La II Guerra Mundial llevó a muchos judíos asquenazis (aquellos que vivían en varios países de Europa del Este, Central y Rusia) a volver a la vieja Palestina, todavía bajo el protectorado británico, luego de haber pasado por distintas dominaciones y guerras largas, sangrientas y singulares.
Llegó la resolución de Naciones Unidas para dotar, en tierras palestinas, de un Estado a Israel en el año 1947. Esa idea nunca convenció al mundo árabe y muchos palestinos impugnaron y cuestionan hasta hoy el trazado de un mapa que dio algo más de 22 000 kilómetros cuadrados ( como la provincia de Manabí), a ese Estado cuyas fronteras con el Estado palestino, ubicado en Gaza y Cisjordania no terminan de soldarse.
Después de una larga carrera militar y política y habiendo ocupado el cargo de Primer Ministro Peres fue honrado con el premio Nobel de la Paz en 1993. Dos años después terroristas asesinaron a Isaac Rabin y Arafat, el líder palestino de la OLP también murió sin ver esa paz sellada definitivamente. La Tierra Santa para las tres religiones monoteístas del planeta es la Casa de la Guerra, como titula un libro documentado sobre el conflicto que firmó el periodista español Miguel Ángel Bastenier. Peres fue presidente durante siete años y su talante de poeta, hombre de paz y de visión cabal muere sin ver ese sueño esquivo: una paz indispensable para dar cabida y tranquilidad a dos pueblos que lo merecen.