El uso de herramientas tecnológicas en las campañas políticas ha aterrizado en América Latina, acompañado de prácticas que suscitan preocupación entre académicos y organizaciones sociales, más en un año donde el llamado a las urnas se multiplica.
El uso de programas automatizados –conocidos por el vocablo inglés ‘bots’- para crear perfiles en redes sociales destinados a neutralizar mensajes críticos, la propaganda, la difusión de mentiras y las campañas de odio en plataformas como Facebook, Twitter y Whatsapp son ya pan digital de todos los días en la región. Para Tommaso Gravante, académico del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México, una preocupación emergente es la creación de perfiles falsos en redes sociales usando inteligencia artificial o aprendizaje de máquinas.
“Claramente, da la impresión de que esas tecnologías empobrecen el debate con respuestas superficiales. Hay un problema en las empresas que manejan ‘big data’ (datos masivos), como Google. Hay acumulación de información, pero no se sabe cómo la manejan. Se usan algoritmos complejos. Hay una incógnita sobre ese manejo”.
Gravante fue uno de los cinco ganadores en 2017 de la Séptima Competencia Mundial para Jóvenes Sociólogos, organizada por la Asociación Internacional de Sociología, y es uno de los coordinadores del Tecnopolítica en América Latina y el Caribe.
El 2018, seis países latinoamericanos celebran elecciones presidenciales y otros tantos, elecciones legislativas o consultas populares. La tecnopolítica integra el paisaje electoral de esos procesos, que dieron ya comienzo.
En la ruta hacia las votaciones presidenciales en México, en julio, ya se aprecia el recurso de las redes sociales, perspectiva que se prevé de forma similar para las elecciones de Colombia en mayo o de Brasil en octubre. En Costa Rica, Paraguay y Venezuela este año se elige también al próximo Jefe de Estado.