Es mejor arrepentirse de lo que se ha hecho, que nunca haberlo intentado es una premisa que calza a la perfección con los emprendedores. El camino hacia el emprendimiento se caracteriza por la perseverancia, el sacrificio y la convicción de querer alcanzar un sueño. Pero en ese recorrido, no todo es felicidad, y el fracaso es parte del aprendizaje en el que la quiebra es una posibilidad latente.
En América Latina hay experiencias interesantes que dan una segunda oportunidad a los emprendedores. Chile es un ejemplo. Hace unos tres años, en el gobierno de Sebastián Piñera, se puso en marcha una Ley de Reorganización y Liquidación de Activos de Personas y Empresas, conocida como ley de Reemprendimiento, que en ese caso se otorgan facilidades a los deudores para negociar con mejores ventajas sus acreencias. En el caso chileno, una de las principales razones por las que quebraron los emprendedores tiene que ver con el sobreendeudamiento. Además, esa nueva normativa también contribuyó a reducir la tramitología, para agilitar los procesos de quiebra; es decir, una gestión que duraba años se redujo a semanas y meses. De esa manera, se provoca una ‘rehabilitación’ del deudor, tiene la posibilidad de reemprender y volver a competir en el mercado.
La quiebra de un negocio no es negativa si el emprendedor se levanta, pero se requiere de un marco regulatorio que lo impulse. Este es uno de los objetivos que también se busca desarrollar en Ecuador y con ese objetivo la Alianza para el Emprendimiento y la Innovación presentó ayer una iniciativa que busca impulsar el reemprendimiento, a través de un cuerpo legal que también plantea mecanismos para renegociar deudas con acreedores, reorganizar el negocio y/o desarrollar acciones para facilitar su liquidación, en vista de que en el país no hay ley de quiebras.
Lo que se espera ahora es que haya eco y gestión en la Asamblea Nacional, porque desde hace años la Función Legislativa está en deuda con los emprendedores ecuatorianos.