De cumplirse las proyecciones del Gobierno, el crecimiento económico del país en los próximos cuatro años promediará el 1,8%, que es un desempeño mediocre. Si se descuenta la tasa de crecimiento poblacional significará que en la práctica no habrá tal crecimiento.
Las autoridades económicas proyectan una recuperación lenta a partir del 2018, que no será suficiente para reducir la pobreza y tampoco evitará que se sigan deteriorando las fuentes y la calidad del empleo, como viene ocurriendo desde el año pasado.
El giro que pretende dar el Régimen del presidente Lenín Moreno, al recurrir al sector privado como motor de la inversión y del crecimiento, tardará en dar frutos. Eso muestra lo complicado y lento que es cambiar un modelo económico que echó raíces durante una década. Aunque también puede evidenciar que los estímulos que se pretenden dar al sector privado pudieran resultar insuficientes.
Si bien la economía también necesita de la inversión pública para crecer, las proyecciones oficiales señalan que esta irá bajando hasta el 2020. El gasto en sueldos y salarios en el sector público, sin embargo, aumentará en el mismo período. Eso evidencia que la anunciada austeridad fiscal se limitará a bajar la inversión y reducir en algo la compra de bienes y servicios.
La expectativa de crecimiento en los próximos cuatro años dependerá del desempeño del sector privado, donde las exportaciones no petroleras serán clave, básicamente las de productos tradicionales como banano, camarón, atún, cacao, etc., que a su vez dependerán del acuerdo comercial con Europa. El bajo crecimiento, pero crecimiento al fin, también dependerá de las medidas que se anunciarán en octubre próximo, producto del diálogo entre sectores los productivos y el Gobierno. Esos diálogos concluyen esta semana y el próximo mes se traducirán en propuestas al Gobierno. Se anticipan reformas tributarias y laborales para mejorar la competitividad, pero cualquier resultado se reflejará el 2018.