América Latina y el Caribe comenzaron el 2011 en auge económico. Luego de recuperarse rápidamente tras la crisis mundial de 2008/2009, la región creció a tasas récord en 2010, llegando a niveles asiáticos del 8 y 10 %.
A finales de año, sin embargo, mucho ha cambiado en el mundo con Europa y EE.UU. debilitadas. De repente, la región ya no corre el riesgo de potencial recalentamiento de su economía, sino que puede convertirse —una vez más— en víctima de errores sistémicos de los países ricos.
Brasil, la potencia regional, ya está sintiendo el impacto de la crisis en la Zona Euro. Por primera vez desde 2009, su PIB dejó de crecer durante el tercer trimestre de este año. Más desconcertante es que China, una de las principales razones detrás de la recuperación de América Latina, pueda mostrar signos de desaceleración.
El contagio podría llegar a través de la economía real: retracción crediticia, pérdidas comerciales y caída en el precio de las materia primas.
Con una sólida posición macroeconómica y financiera, los avances sociales de la región en la última década corren riesgo: 60 millones de personas dejaron de ser pobres y hubo avances claros en contra de la desigualdad. Hay que proteger estos logros.
Soy optimista de que lo peor puede evitarse. Los líderes regionales no están dispuestos a aceptar pasivamente los resultados de las penurias externas. Saben que lo más inteligente es prepararse de manera activa para lo peor y esperar lo mejor, mientras influyen en la agenda internacional. A nivel regional, están coordinando esfuerzos a través de Unasur. A nivel global, el desempeño ejemplar de la región en años recientes aumentó el peso político de su liderazgo en el escenario internacional. México dirige el Grupo de los 20 (G-20). Brasil, en tanto, ha dicho que estaría dispuesto a financiar parte de un fondo especial del FMI para asistir a países endeudados. Internamente, algunos países planifican a futuro contrayendo líneas de crédito flexibles o manejando su política monetaria y tasas de interés para contar con un colchón adicional en caso de ser necesario.
Otros llevan a cabo estímulos fiscales. Ya sea a través de inversiones en infraestructura o una mayor asignación de recursos para los más vulnerables, hay que asegurar que los mecanismos para la implementación de medidas contracíclicas estén listos.
Sin embargo, mientras la mayoría de los países de la región sigan cosechando los frutos de un auge sin precedentes en el precio de las materias primas, probablemente sigan creciendo económicamente a la vez que se tornan más equitativos socialmente.
Mientras el riesgo de cese de pagos de deuda amenaza a otras regiones, sería bueno recordar que un buen conjunto de políticas, dirigidas por líderes visionarios, puede cambiar la historia.