Se autodefine como un marxista seducido por la emergencia indígena y se le considera uno de los pensadores latinoamericanos más influyentes del siglo XXI. Álvaro García Linera tiene 51 años y para muchos es el “brazo derecho” del presidente de Bolivia, Evo Morales.
El vicepresidente boliviano participó en la fundación del ejército guerrillero Túpac Katari, cuyo objetivo era apoyar la insurgencia indígena, y en 1997 salió en libertad tras cinco años preso en la cárcel de San Pedro, en La Paz.
Es también uno de los principales defensores de la demanda marítima que Bolivia presentó contra Chile ante el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, con la que busca recuperar una salida soberana al mar, que perdió en la Guerra del Pacífico (1879-1883).
Desde 1978, Bolivia no tiene relaciones diplomáticas con Chile, pero durante el primer gobierno de la actual presidenta, Michelle Bachelet (2006-2010), hubo un acercamiento importante con Morales, en el poder desde 2006, que se enfrió durante el gobierno de Sebastián Piñera (2010-2014). Ahora, con el regreso de la socialista al poder el 11 de este mes, La Paz pretende relanzar las relaciones diplomáticas. Santiago advirtió que está abierto al diálogo, pero el diferendo se verá en La Haya.
García Linera no esconde su esperanza de que “las cosas puedan cambiar”. “Si un dictador como (Augusto) Pinochet propuso una salida al mar para Bolivia en los años 70, esperamos que un Gobierno democrático y socialista pueda hacer realidad este derecho en pleno siglo XXI”, reveló durante una visita fugaz a Chile el martes 25.
El vicepresidente estuvo en Santiago para recibir el doctorado honoris causa de la Universidad de Arte y Ciencias Sociales, donde dio una conferencia magistral ante unas 350 personas.
En una entrevista exclusiva con IPS, García Linera aseguró que Bolivia dio una lección a América Latina al conformar un Estado plurinacional, establecido en la Constitución de 2009. Morales, un aymara de 54 años, es el primer presidente indígena de la región.
IPS le preguntó: Después de la experiencia del Gobierno indígena en Bolivia, ¿cómo observa el movimiento de otros pueblos originarios latinoamericanos que también aspiran a reivindicar sus derechos y eventualmente a tomar el poder político? Álvaro García Linera respondió: ‘Lo que ha sucedido en Bolivia marca el inicio de un gran despertar indígena y popular. Ninguna experiencia se repite de la misma manera y no es posible esperar algo parecido en otros países, pero lo que sí es común al continente es que todas las sociedades latinoamericanas son plurinacionales, los Estados no. Hay una diversidad social, cultural, una presencia fuerte de pueblos indígenas en mayor o menor medida en lo social, pero el Estado sigue siendo monocultural y hasta cierto punto, etnocida’.