Iain Conn
Project Syndicate
En 2016, el Reino Unido tomó la decisión trascendental de abandonar la Unión Europea, Donald Trump fue elegido presidente de Estados Unidos y muchos países europeos siguieron lidiando con desafíos internos. A la UE se la ve menos estable que en cualquier otro momento de mi vida.
Existen fuerzas comunes que nos condujeron a este lugar peligroso y es mucho más importante que nunca que las democracias desarrolladas se unan para hacerles frente. Es triste, pero está sucediendo lo contrario. Justo cuando Occidente necesita una alineación entre Estados Unidos, el Reino Unido y la UE, las políticas nacionales lo están despedazando.
Al interior de Europa, hay tres desafíos importantes. El primero es el Brexit, el mayor acontecimiento en la política británica en una generación. Muchos piensan que retirarse de la UE es un error; pero es lo que decidió más de la mitad de los que votaron, ahora tenemos que implementarlo. No será fácil. Traducir el voto en políticas será como desactivar una bomba.
Si el gobierno de la primera ministra Theresa May se centra en lo que realmente importa en las negociaciones inminentes con la UE, podemos ser cautelosamente optimistas de que regresará con un buen acuerdo.
Europa tiene un claro interés económico en mantener cerca al Reino Unido, y necesita las capacidades diplomáticas, militares y de inteligencia del Reino Unido que también tiene una fuerte relación con Estados Unidos, y seguirá siendo una parte importante del eje de seguridad transatlántico.
Mientras tanto, los británicos deberíamos reconocer que nos hemos apropiado de muchas leyes y regulaciones de la UE y que compartimos muchos objetivos comunes y programas conjuntos. No necesitamos cambiar todo esto, tampoco deberíamos subestimar el valor de tener acceso al mercado único de la UE. Europa es el mayor bloque económico del mundo según algunas mediciones y es una fuente significativa de inversión en el RU.
La distinción entre un Brexit “duro” o “blando” no viene al caso. El Reino Unido tal vez pueda pagar un precio por el acceso al mercado único, por la “prestación” de servicios financieros o por el control de la inmigración proveniente de la UE.
El segundo gran desafío dentro de Europa es un crecimiento económico y una competitividad débiles. El crecimiento en las economías europeas es menor que en Estados Unidos y la mayoría de los países asiáticos, los costos de la energía duplican los de Estados Unidos y los costos laborales son el doble que los de Asia. Los países de la UE necesitan con urgencia desregular sus mercados y hacer que sus industrias sean más competitivas, algo que el Reino Unido viene defendiendo hace rato.
El tercer desafío para Europa es la desigualdad social. Una cuarta parte de los jóvenes en España, Portugal y Grecia están desempleados y muchos sienten que las recompensas de la prosperidad no se están distribuyendo de manera justa.