El primer elemento que debe considerarse antes del 2 de abril es que las matemáticas y las urnas pertenecen a mundos diferentes. Las primeras se ubican en las ciencias exactas con números, porcentajes y proyecciones. Las urnas a los procesos electorales que responden a elementos políticos, ideológicos y a situaciones coyunturales y volubles. Lo exacto y lo variable solo se unen cuando se trata de escrutar; es decir, contar, sumar y dar el resultado final de los votos.
Por este motivo no es posible sumar los votos que obtuvieron los candidatos en la primera vuelta y voltearlos como un puré en los envases de la segunda. No es lo mismo escoger entre ocho candidatos que entre dos y en un corto lapso. Con mucho elemento a favor y en contra de los candidatos que protagonizan un show de pornografía de corrupción e irregularidades nunca experimentado por el país.
Luego, lo más importante es indagar por tendencias de la votación de los ciudadanos que optaron por los candidatos perdedores. En el caso ecuatoriano la situación es más compleja pues el escenario es político y no ideológico. Las posiciones son gobierno y anti gobierno, a diferencia de las ideológicas como derecha e izquierdas que no son aplicables en este caso.
En el lapso entre el 19 de febrero y 2 de abril era de esperar que suban de tono los enfrentamientos entre los dos bandos. Sin embargo, la situación es diferente y se inició la denominada “guerra sucia” que es un eufemismo para delatar las supuestas corrupciones de lado y lado. De lado oficial, con investigadores contratados “ad hoc” se pretende descalificar al candidato opositor en el ámbito financiero externo. De lado de ese candidato tratar de utilizar los filtros del caso Odebrecht y vencer el muro del silencio impuesto por la Fiscalía General. No se puede determinar los efectos en la decisión de los electores, ubicados en los sectores de las grandes urbes. Un caso anecdótico, en esta etapa, fue la prohibición del ingreso de la líder venezolana Lilian Tintori al territorio ecuatoriano. Según la historia, no había esas autoridades migratorias y políticas que impidieran la entrada de venezolanos como Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, Escobedo, Urdaneta, Febres Cordero y más soldados llaneros.
Los que sí es posible es desentrañar las estrategias. Cuando se formuló la consulta sobre los depósitos de funcionarios en los paraísos fiscales se podía advertir que el destino era acumular pruebas para lograr una destitución de nivel presidencial. Sin embargo, los embates de la segunda vuelta obligaron adelantar la estrategia. La jugada desconcertó a la oposición que se equivocó en el contrataque, con el caso Odebrecht a la mano. Tarde reaccionaron y cayeron en el juego del “gallo pelón” elaborado entre la fiscalía y el gobierno. Tan importante como los nombres son la difusión de los contratos, fechas y montos. Recordando la historia, había que “poner una pica en Flandes”.