El periodismo tiene una enorme responsabilidad frente a la historia, eso lo entendió bien el imbabureño Alfredo Albuja Galindo en su obra ‘El periodismo en la dialéctica política ecuatoriana’, publicado por la editorial La Tierra, dentro de la colección Pensamiento Socialista.
Fui invitado hace tres semanas a la presentación de esta colección de dos tomos en el auditorio de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central. Enrique Ayala Mora, quien había reseñado este libro en sus columnas semanales en EL COMERCIO, definió a la obra como un inventario de todos los periódicos que han aparecido en el Ecuador.
Albuja Galindo resume las glorias y las vergüenzas nacionales, las guerras, la vida política, los éxitos colectivos, los actos sociales, los escándalos, las grandes batallas por la democracia, la libertad de pensamiento.
Durante la conferencia, a la que asistieron familiares de Albuja, fue destacada su trayectoria como profesor normalista, egresado de la Universidad Central y su militancia socialista.
La historia del periodismo nacional está desmenuzada de forma rigurosa. No se escapa ningún detalle, desde el precursor del periodismo nacional, Eugenio Espejo, hasta
personajes más contemporáneos.
Plumas finas, duras frente al gobernante de turno, libertad para dejar plasmado el pensamiento. Entre las figuras del periodismo cita a Juan Montalvo, Manuel J. Calle, Abelardo
Moncayo, Juan B. Vela, Pío Jaramillo Alvarado, etc.
Desde Primicias de la Cultura de Quito, cuyo primer ejemplar fue publicado el 5 de enero de 1792 por Espejo, hasta diarios de reciente creación. Toda la historia, los registros, las clausuras, la persecución a periodistas, la cárcel y el abuso del poder, registra este historiador.Diarios que nacían y que morían a la luz y a la sombra del tirano de turno.
Nombres sugestivos como El Garrote, cuyo lema expresaba “palo habrá desde los pies hasta el cogote”. Eran medios de comunicación demandados por su virulencia.
Diarios militantes como ‘El quiteño libre’, ideado por Pedro Moncayo para oponerse al presidente Flores o simplemente humorísticos como El látigo, El destripador, Tío chancletas, etc.que se creaban por situaciones muy coyunturales, pero ninguno llegaba a durar más de un año, anota la investigación.
Entre las conclusiones que saca el autor: “La verdad es que a la hora actual del mundo, la fuerza social del periodismo es indiscutible e incontrastable, no puede haber democracia, gobierno del pueblo sin un periodismo libre que sea la expresión de ese pueblo en su vida múltiple y cambiante”. La prensa ecuatoriana, a decir de Albuja, “ha conservado el sentido de libertad de expresión y pensamiento obedeciendo a la tradición del pueblo a través de su historia convulsa y agitada.
Así ha ocurrido cuando ciertos tiranuelos han intentado amordazarla”. Palabras sencillas de un socialista auténtico.