Con esta entrega se cumplen dos años desde que se publicó en EL COMERCIO mi primera columna. En este lapso, he recibido comentarios diversos sobre el contenido de los artículos. Algunos críticos de mis argumentos, otros apoyando la línea de razonamiento.
Me agradó sobremanera la participación de jóvenes estudiantes que aprovecharon mis artículos para investigar en profundidad los temas que de forma sucinta se trataron en una página editorial. No podían faltar aquellos que en vez de utilizar argumentos para discrepar, utilizaron el atajo de la injuria. De todas formas, la libertad de expresión es un pilar fundamental en una sociedad democrática.
Hoy me despido de esta columna, no se por cuánto tiempo, no sin antes agradecer a la directora de Diario EL COMERCIO, doña Guadalupe Mantilla, por haberme permitido expresar mis ideas y opiniones sin ningún obstáculo ni censura.
La razón de mi retiro se debe a la decisión que he tomado de regresar al país para vincularme a los procesos judiciales que de manera injusta se abrieron en mi contra. Ustedes se preguntarán ¿Por qué no regresé antes? Las razones son básicamente tres. La primera es que durante siete años el poder judicial y los organismos de control fueron controlados por una persona que fue quien fabricó los procesos en mi contra y logró que la Fiscalía en tan solo cuatro días hábiles me acusara de un delito que jamás cometí.
Esta persona ya no está entre nosotros. La segunda se fundamenta en la petición que realizó el señor Presidente de la República a la Asamblea, para que se amnistíe el caso de la venta del remanente de los bonos que sirvieron para evitar una nueva crisis bancaria.
Mi esperanza era que la Asamblea, una vez conocido mi caso me conceda una amnistía general, pero eso no aconteció. La tercera razón hace relación a la nueva Constitución y a las reformas al Código Penal que abrieron la posibilidad de sustituir las medidas cautelares lo que me hubiera permitido regresar al país en libertad. Una de las Salas dio paso a la solicitud y otra negó mi pedido. Ante esta situación acudí en septiembre del año pasado a la Corte Constitucional para que declare anticonstitucional lo decidido por una de las salas.
Hasta el momento se toma una decisión. Por lo tanto, cansado de servir de comodín político para las decisiones que toman ciertos jueces, he decidido después de cerca de nueve años de ausencia regresar al país para defenderme personalmente aunque sea privado de mi libertad, para desvirtuar las infundadas acusaciones vertidas en mi contra.
Por mi honor y el de mi familia, en los próximos días llegaré al país, para que de manera pública se ventilen los dos casos que se mantienen abiertos en mi contra y quede en evidencia la forma de cómo se forjaron las evidencias para acusarme de delitos que jamás cometí.