Para los pesimistas de profesión, al fin y al cabo solo se trató de un diálogo telefónico entre el presidente de los Estados Unidos Barack Obama y el mandatario de Irán, reciente y sorpresivamente electo, Hassan Rohani.
Pero la verdad es que de ninguna manera cabe que se lo menosprecie, tanto más que la conversación tenida con ocasión de la presencia del líder extranjero en Nueva York para asistir a una de las sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, puede significar una de las insólitas oportunidades de tender un puente entre dos países que han mantenido durante décadas una posición de clara y peligrosa beligerancia.
Ubicado en un ancho sector al que se le localiza entre el Mar Caspio y las aguas del Océano Índico, el país al que se denomina modernamente como Irán, revela una larga y complejísima memoria en cuanto a su función histórica y a los avatares de su destino. Mucho tiempo se lo conoció como el Imperio Persa y alrededor de él giraron eventos fundamentales y dramáticos de la lucha que con anacronismo y todo, podría decirse que enfrentó al Oriente con el Occidente del mundo conocido entonces, debiendo incluirse la mención de soberanos como el propio Ciro, Darío, Jerjes y Artajerjes, cuya importancia no puede ponderarse más.
Saltando a través de siglos enteros se llegó hasta los profundísimos trastornos de las guerras mundiales y, de modo simultáneo hasta los esquemas medio contrahechos que intentaron poner insatisfactorios remedios a un panorama que estaba aún más cargado de incertidumbre, cuanto que había aparecido la influencia del petróleo y de los muchos interesados en la suerte de los hidrocarburos.
Un discutible gobernante, entre pocos aciertos e innumerables errores, solo dio más fuego a la insurrección interna, en la que el fanatismo religioso jugó el principal papel con el Ayatola Jomeini y su monopolio del poder. Hubo para la época sucesos tan impactantes como la invasión de la Embajada estadounidense y la captura de decenas de rehenes, sucesos que dieron motivo inclusive para varios ensayos, películas e informes televisivos.
Desde entonces no han ocurrido grandes cambios en las relaciones de los dos países. En este escenario sucede el diálogo telefónico de Obama y Rohani. El segundo ha manifestado el propósito de “resolver y superar” el conflicto acerca del tema nuclear, así como la decisión de arbitrar acciones significativas, verificables y transparentes que podrían llevar hasta un aligeramiento de las duras sanciones que aplican a los iranios tanto Estados Unidos cuanto los países de la Unión Europea.
Por supuesto que se ha reconocido que el camino necesario hasta un acuerdo será difícil, pero al mismo tiempo se ha destacado que será “la única oportunidad para hacer progresos con el nuevo Gobierno que conduce al país desde su capital, la ciudad de Teherán”.